Liderará el próximo mes un importante ejercicio de la OTAN cerca de las fronteras de Rusia, para "disuadir agresiones y proyectar estabilidad".
La Armada de EE.UU. ha anunciado esta semana que su Segunda Flota, disuelta en 2011 y 'resucitada' el año pasado, ha alcanzado la capacidad operativa inicial y liderará el próximo mes un importante ejercicio de la OTAN cerca de las fronteras de Rusia.
La fuerza, dirigida por el vicealmirante Andrew 'Woody' Lewis, se enfocará en las operaciones en el océano Atlántico, con un énfasis en el Atlántico Norte y las aguas cada vez más codiciadas de la región ártica.
"El Atlántico Norte tiene algunas de las rutas marítimas más transitadas del mundo, y con la apertura de vías fluviales en el Ártico, este tráfico solo crecerá", pronosticó Lewis el miércoles al anunciar el estado operacional de la flota. "Este es un hecho reconocido tanto por nuestros aliados como por nuestros rivales", resaltó el vicealmirante, para agregar que "es de vital importancia" que la Segunda Flota "revitalice" la forma en que las fuerzas de EE.UU. "están empleadas en este influyente escenario".
Contrarrestar a Rusia y China
Lewis admitió a la prensa que las aspiraciones de China, y especialmente de Rusia, contribuyeron a la reactivación de la Segunda Flota, reporta USNI News, portal del Instituto Naval estadounidense. En particular, el militar subrayó el poderío submarino ruso, señalando que, "en el sector marítimo, [los rusos] son operadores submarinos competentes".
En cuanto a las aspiraciones de esta flota en el Ártico, el vicealmirante reconoció que no se trata de "un espacio competitivo en este momento", pero enfatizó que "se está acercando" a ese punto, por lo que el objetivo de EE.UU. es poder "operar allí de manera profesional y segura".
"Demostración de fuerza sin ambigüedades"
Para marcar su regreso, la Segunda Flota tiene programado comandar el ejercicio naval de Operaciones Bálticas (Baltops) el próximo mes. Unos 18 países participarán en estas maniobras anuales de la OTAN, que Lewis calificó como una "demostración de fuerza sin ambigüedades en la región del Báltico" que mostrará la capacidad de la Alianza Atlántica para "disuadir agresiones y proyectar estabilidad".
Tensión creciente
Este año se ha intensificado la pugna entre Washington y Moscú por el dominio en el Ártico. El asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton, instó la semana pasada a la Guardia Costera de su país a desafiar "la creciente influencia militar" de Rusia y China en la región.
Moscú, por su parte, advierte que es un área que corresponde a sus intereses estratégicos y que no piensa cederla. En ese contexto, el Gobierno ruso elaboró unas reglas de navegación en sus aguas territoriales por la ruta marítima del norte para los buques militares de países extranjeros, que estipulan la necesidad de avisar del paso con 45 días de antelación y la presencia obligatoria de al menos un capitán o patrón de navío ruso.
Moscú se reserva el derecho de rechazar el acceso a la ruta, mientras que en caso de un desplazamiento no autorizado se podrían aplicar medidas extraordinarias, como la detención o incluso la eliminación física del buque. Rusia argumenta estas medidas en la necesidad de reaccionar ante la intensificación de la actividad militar de otros países en el Ártico. Actualmente, en las latitudes del norte se encuentran rompehielos de Rusia, EE.UU., Suecia, Alemania, Corea del Sur y China.