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Científicos revelan los rasgos faciales de un hombre "infiel"

La infidelidad tiene lugar independientemente del género. Sin embargo, un reciente estudio demostró que las personas la asocian más a los hombres. Particularmente, a los que tienen rasgos masculinos bien definidos.

08/05/2019

Un estudio británico puso a prueba la percepción de las personas y determinó qué características hacen al infiel imaginario.

 La investigación, publicada en abril por la revista británica Royal Society Open, estuvo a cargo de los científicos Yong Zhi Foo , Antonina Loncarevic , Leigh Simmons , Clare Sutherland y Gillian Rhodes, quienes pusieron a prueba las características faciales de 189 personas blancas y heterosexuales.

Las fotografías de estas personas fueron exhibidas y evaluadas por dos grupos: las masculinas fueron juzgadas por 299 hombres y 452 mujeres; y, las femeninas, por 293 hombres y 472 mujeres.

La consigna era que debían indicar qué probabilidad de infidelidad poseían estas personas, en la escala del 1 al 10, basándose solamente en sus rasgos faciales.

Los resultados demostraron un nivel superior de infidelidad entre los rostros masculinos. Además, los calificados como infieles tenían rasgos faciales similares como cejas bien delineadas, mandíbula fuerte y labios delgados.

Los investigadores se sorprendieron al ver que las muestras de rostros femeninos “infieles” era realmente bajo y algunas de las elegidas coincidían en el uso de maquillaje.

Según la doctora Kristen Knowles, psicóloga evolutiva de la Universidad Queen Margaret en Edimburgo, quien no participó en el estudio, este estudio es interesante pero no concluyente. En diálogo con The Guardian, Knowles, aseguró que los resultados demuestran un vínculo entre la percepción de la infidelidad y de la infidelidad real.

Según la especialista, los hombres superaron los resultados porque “las mujeres tienen menos fama de ser infieles” y afirmó que “de ninguna manera debe suponerse que un hombre con cara más masculina es un infiel por naturaleza, ya que afirmar algo como esto, sería reducir al máximo una serie de comportamientos culturales y sociales e incluso genéticos muchos más complejos”.