Según la OMS, actualmente hay 235 millones de personas asmáticas en todo el mundo, lo que la convierte en la patología de mayor prevalencia.
El asma es una enfermedad crónica y frecuente que se caracteriza por la inflamación de las vías respiratorias. Quienes conviven con ella sufren un impacto en su calidad de vida, tanto en su capacidad educativa y laboral como en sus momentos de esparcimiento.
El primer Día Mundial del Asma se celebró en 1998 en más de 35 países conjuntamente con la primera Reunión Mundial sobre el Asma celebrada en Barcelona, España. Desde allí, el primer martes de mayo se conmemora la fecha organizada por la Iniciativa Global para el Asma (GINA) para mejorar la concienciación y el cuidado de la enfermedad en todo el mundo.
El asma es una de las enfermedades más prevalentes en el mundo y se estima que un 10% de la población mundial la padece. Actualmente hay 235 millones de personas en el mundo que padecen la enfermedad según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en la Argentina se estima que el 6% de la población convive con la enfermedad.
"La clave está en el control de los síntomas y en la visita regular al especialista", sostuvo la jefa de la División Neumonología del Hospital de Clínicas, Ana Putruele.
Según la especialista, "la alergia a los animales, la polución del aire en las grandes ciudades, el uso desmedido de perfumes, el consumo de antiinflamatorios, el ciclo menstrual en la mujer y el estrés constituyen a algunas de las variables que pueden disparar la enfermedad". Y remarcó: "Cuando el paciente no se trata, su quehacer cotidiano va siendo más y más complicado, si bien no se puede hablar de cura en el asma es importante decir que con los tratamientos adecuados, la enfermedad es controlada y la calidad de vida de quien la padezca es como la de cualquier otro".
"El asma provoca síntomas como falta de aire, sibilancias (chillido), tos, opresión torácica junto con una sensación de angustia", mencionó el presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAeIC) Gabriel Gattolin, y agregó que "los pacientes presentan una predisposición a reaccionar a distintos alergenos inhalatorios de manera exagerada en el sistema respiratorio, lo que provoca inflamación bronquial, manifestándose con los síntomas mencionados".
La falta de control de la enfermedad provoca que el paciente se encuentre limitado en sus actividades y en riesgo de padecer una crisis de asma: episodios de falta de aire que pueden culminar en una visita de urgencia o incluso una internación.
Andrés Bertorello es el presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) y señaló que en la Argentina "hay muchos pacientes que no están diagnosticados (subdiagnóstico), y por ende no acceden a un tratamiento adecuado. Un médico clínico o un especialista en vías respiratorias, puede hacer el diagnóstico de asma de una manera simple y evaluar el tratamiento más apropiado para cada paciente, conjuntamente con las acciones necesarias para evitar una crisis de asma".
"Una vez comenzado el tratamiento, los pacientes experimentan una mejoría de los síntomas y habitualmente disminuyen la adherencia del tratamiento indicado", aseguró Bertorello, quien destacó que "la falta de adherencia al tratamiento responde a una suma de factores: algunos son propios del paciente, de su entorno, prejuicios sobre la medicación inhalatoria o incluso por causas económicas".
En la Argentina el asma ocasiona más de 400 muertes anuales y más de 15 mil hospitalizaciones por año y "en su gran mayoría son acontecimientos evitables", señaló el médico neumonólogo Luis Nannini, del Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.
La falta de control de la enfermedad hace que los bronquios permanezcan inflamados y el paciente se encuentre en riesgo de presentar una crisis que culmine en una insuficiencia respiratoria. En la Argentina la prevalencia de asma se encuentra en aumento y los especialistas señalan a la contaminación, el estilo de vida y el ambiente en el que vivimos entre los principales responsables.
La vida al aire libre, el ejercitarse, vivir en un ambiente libre de humo y polvo ayudan a mejorar la perspectiva de la enfermedad, y así lograr que el paciente tenga una vida normal.
Desde 2008 hasta la actualidad, el lema del día mundial es "puedes controlar tu asma" (You can control your asthma) y pretende estimular a los pacientes a tomar parte activa en el control de su enfermedad.
Este año, además, GINA utilizó la palabra STOP con su símbolo internacional para indicar que hay que parar el asma y por estar compuesta por las siglas de una serie de términos que dan las claves de cómo se puede parar o controlar la enfermedad.