La actriz confesó que le cuesta mediar con la exposición que le dio la serie y que las críticas negativas la afectaron mucho. Continúa medicándose y aprendiendo a aceptar su cuerpo.
Game of Thrones le dio la popularidad con la que siempre soñó. Sin embargo, jamás pensó que le costaría tanto lidiar con la exposición. Sophie Turner se puso en la piel de Sansa Stark y logró ponerse en el centro de la escena. Si bien cosechó un montón de fanáticos que la siguen a partir de GOT, también tuvo que hacerle frente a las despiadadas críticas de los detractores.
La actriz, de 23 años, sufre depresión y ansiedad. ¿Cuándo comenzó a sentirse muy triste? Cuando comenzaron a criticar su aspecto físico. “Simplemente me lo creía. Yo decía ‘Sí, tengo pecas. Estoy gorda. Soy una mala actriz’. Iba al departamento de vestuario a decirles que me estrechasen el corsé un montón de veces. Me volví muy maniática conmigo misma”, explicó en una entrevista para el podcast Phil in the Blanks.
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