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Trungelliti: "Me usaron y me tiraron en el medio del mar"

El tenista santiagueño contó como atraviesa sus días luego de denunciar las mafias de las apuestas.

18/04/2019

Marco Trungelliti debería sentirse bien por lo que hizo. El argentino denunció la corrupción en el tenis ayudando en la lucha contra las bandas de apostadores que manchan ese deporte y declarando sobre colegas que fueron suspendidos, en parte, gracias a su colaboración.

Hizo lo que haría cualquier persona honesta que descubre que las bandas de apostadores sobornan a tenistas para que pierdan. Pero dice que está pagando un precio muy caro: es despreciado por otros jugadores y el estrés afecta su salud.

Por si esto fuera poco, afirma que se siente abandonado por la cúpula del tenis y por los investigadores que combaten la corrupción. Obtuvieron todas las pruebas que pudieron, pero dice que no lo defendieron públicamente cuando otros empezaron a hablar mal de él, a cuestionar sus motivaciones y lo tildaron de soplón.

"Me usaron", afirmó, en referencia a la Unidad de Integridad en el Tenis (TIU; su sigla en inglés; un organismo creado en 2008 y con sede en Londres para tratar de combatir la corrupción en ese deporte). "Y después me tiraron en el medio del mar (...) Fue un desastre, un desastre total. En mi opinión, fue una de las peores investigaciones que he visto. Todavía lo estoy pagando", agregó. Pero por duras que hayan sido las consecuencias, Trungelliti asegura que volvería a hacerlo de nuevo y actuar de la misma manera.

El santiagueño de 29 años y 139º del ranking, dio que hablar el año pasado cuando manejó mil kilómetros desde España con su hermano menor, su madre y su abuela de 88 años para jugar Roland Garros, tras ser invitado a último momento para reemplazar a alguien lesionado. Debutó derrotando 6-4, 5-7, 6-4 y 6-4 al australiano Bernard Tomic a pesar de que cargaba sobre sus espaldas el peso de un gran secreto: había sido comprometido por la TIU a ser testigo en los juicios que involucraron a tres compatriotas sospechados y luego sancionados (Nicolás Kicker, Federico Coria y Patricio Heras).

La TIU, a cargo de combatir la corrupción, con 17 empleados y un presupuesto de 5 millones de dólares anuales, anunció que Kicker había sido hallado culpable de venderse tres días antes del inicio de ese Abierto de Francia, donde debía jugar. En ese momento, ni la TIU ni Trungelliti dieron indicio alguno del papel que había desempeñado éste en la pesquisa.

Posteriormente, Trungelliti notó que la actitud de sus colegas hacia él había cambiado. Incluso algunos que consideraba sus amigos le preguntaron por qué no se había callado la boca.

Contactada por The Associated Press, la TIU dijo que no podía hacer comentarios por una "vieja política de confidencialidad en relación con vistas disciplinarias y evidencias de testigos".

Trungelliti dice que pidió varias veces a la TIU que saliese en su defensa, pero sin éxito. "Por mi papel en el juicio, recibo todo tipo de insultos de jugadores y técnicos", dijo el argentino en un correo electrónico enviado a la TIU en agosto. "Quieren manchar mi honor".

La esposa del tenista, Nadir, dice que el estrés fue tal que el jugador lloró por lo que vivía. Cuando iba a los torneos, lo único que pensaba era en volver a su casa, en Andorra. Rompía raquetas. Y ahora le reapareció una lesión en la espalda que lo mantendrá inactivo durante aproximadamente un mes. Pero no piensa callarse.

Trungelliti dice que el arreglo de partidos es algo bien conocido en el deporte y está empeorando: "No son solo los jugadores. Hay muchos entrenadores involucrados. Muchos. Más de lo que pensamos", manifestó. "Si eres débil, te vendes. Es dinero fácil. Si lo piensas, son muchos dólares por una hora de trabajo". Las pruebas le dan la razón.

Una investigación dispuesta por quienes manejan el tenis concluyó en diciembre que la corrupción asociada con las apuestas "es particularmente grave y generalizada" en los torneos Futures y Challenger. Las bandas de apostadores le apuntan a jugadores que, a diferencia de los grandes astros, ganan muy poco.

En Bélgica, los investigadores dicen haber identificado a 137 jugadores de poco nombre, la mayoría de ellos de media docena de países, que se cree colaboraron con una banda armenia que pagaba entre 500 y 3000 euros para arreglar partidos. En junio y octubre se desbarataron otras dos bandas mafiosas en España.

"Me encanta el tenis", expresó Trungelliti. Y añade: "Me entristece mucho el estado del tenis y el hecho de que se arreglen partidos con tanta frecuencia".

Fuente: La Nación