El estudio concluye que el ejercicio regular podría prevenir la obesidad y las enfermedades metabólicas en el bebé.
Un nuevo estudio desarrollado en la Universidad de Washington, Estados Unidos, descubrió que las crías nacidas de ratones que se hacían ejercicio durante el embarazo tenían menos probabilidades de aumentar de peso después de consumir una dieta alta en grasas más adelante en la vida. Aunque estudios anteriores habían demostrado que el ejercicio de las hembras obesas beneficia a su descendencia, esta investigación demuestra que sucede lo mismo cuando las hembras no obesas hacen ejercicio.
"Con base en nuestros hallazgos, recomendamos que las mujeres hagan ejercicio regularmente durante el embarazo porque beneficia a la salud metabólica de sus hijos", dice Jun Seok Son, estudiante de doctorado en la Universidad Estatal de Washington, Estados Unidos.
Los investigadores estudiaron la descendencia de ratones que realizaron 60 minutos de ejercicio de intensidad moderada todas las mañanas durante el embarazo, contra los descendientes nacidos de ratones que no hicieron ejercicio.
Al destete, la descendencia de los ratones en ejercicio mostró niveles elevados de proteínas asociadas con el tejido adiposo marrón en comparación con el grupo de control. Este tipo de tejido convierte la grasa y el azúcar en calor, facilitando la quema de las mismas. Los investigadores también observaron temperaturas corporales más altas en el grupo de ejercicio, lo que indica que su tejido adiposo marrón era más eficiente. Esto puede prevenir la obesidad y los problemas metabólicos.
"Nuestros datos sugieren que la falta de ejercicio en mujeres sanas durante el embarazo puede predisponer a sus hijos a la obesidad y las enfermedades metabólicas asociadas, parcialmente, a través de la función termogénica de deterioro", señala Son.
Cabe aclarar que el ejercicio es bueno para una mujer embarazada siempre que no exista una contraindicación del obstetra. Según Halitus Instituto Médico, "lo más recomendado son 30 minutos de ejercicio al día, que puede consistir en caminar, nadar, andar en bicicleta; ejercicios de bajo impacto también están permitidos. No hay un límite establecido para suspender la actividad, qué hacer y hasta cuándo dependerá de la comodidad que sienta la mujer por el peso de su panza".
Mucho se habla de los beneficios de la actividad física durante este período y en general se destacan los efectos en la salud de la mamá y sobre el trabajo de parto (otro estudio realizado por la Universidad Politécnica de Madrid encontró que en las mujeres que se ejercitaban el tiempo del parto fue más reducido). Aquí el énfasis está puesto en la salud del futuro bebé.
Los investigadores realizarán estudios adicionales para comprender mejor los mecanismos biológicos responsables de la mejora de la salud metabólica en los hijos de las madres que hicieron ejercicio.