La muerte de la ex esposa de Carlos de Inglaterra, en el Puente del Alma de París en la noche del 31 de agosto de 1997, siempre ha estado rodeada de misterio.
El 31 de agosto de 1997 Diana de Gales falleció a los 36 años en un trágico accidente de tránsito en el interior del puente Alma de París junto a su pareja, Dodi Al-Fayed. Aunque las conclusiones de la investigación fueron que el conductor, Henri Paul, estaba en estado ebriedad y no lo logró controlar el vehículo mientras se escapaban de los paparazzi, provocando así la colisión, fueron muchas las teorías sobre la muerte de Lady Di.
Años después de la tragedia, los servicios de inteligencia siguieron investigando los motivos, tanto del accidente como del fallecimiento de Diana.
En 2004, siete años después de su fallecimiento en París, el jefe de la policía de Londres, John Stevens, le pidió al reputado médico Richard Sheperd que revisara las pruebas para investigar si Diana, su chófer y su entonces novio habían muerto a causa de un accidente o si había algo más detrás. Solo sobrevivió al impacto el guardaespaldas de Fayed, Trevor Rees-Jones, sentado en el asiento del copiloto y el único que llevaba cinturón de seguridad.
Sheperd investigó y concluyó que, efectivamente, "fue un trágico accidente", como cuenta en su libro Unnatural Causes (Causas no naturales), que saldrá a la venta el 18 de abril.
En su investigación, relata que las muertes de Paul y de Fayed fueron inmediatas, pero no la de Diana. El millonario, "un hombre grande y que iba en un coche a más de 95 kilómetros por hora", como se lee en el testimonio de Sheperd, iba sentado detrás del conductor, impactó contra él y ambos murieron en el acto. Con el golpe, Diana también se precipitó hacia delante, pero pesaba menos que sus acompañantes y sufrió menos heridas; además, estaba sentada detrás de Rees-Jones, sujeto con el cinturón y cuyo cuerpo se movió menos.
Shepherd, lejos de lanzar una nueva teoría conspirativa, habla de la mala suerte que tuvo la madre de los príncipes William y Harry aquella fatídica noche. Al parecer, la herida que provocó la muerte de la princesa "era muy pequeña y estaba en el lugar equivocado".
Shepherd asegura que habría sobrevivido si hubiera llevado el cinturón de seguridad puesto. De esta forma, Lady Di se habría recuperado en un par de días. Con varios huesos rotos y moretones, pero el accidente no le habría costado la vida.
Por lo tanto, las heridas de la princesa eran, inicialmente, menores. "De hecho, solo se rompió unos pocos huesos y sufrió una herida pequeña en el pecho", relata Sheperd. Sin embargo, fue fatal: "Esa herida suponía un pequeño rasguño en una vena de uno de sus pulmones". Cuando la ambulancia acudió a atenderla, Diana de Gales parecía "herida pero estable, especialmente porque era capaz de mantener la comunicación". "Su lesión fue tan rara que en toda mi carrera creo que no he visto otra. La de Diana fue una lesión muy pequeña, pero en el lugar erróneo", aseguró en declaraciones a The Mirror.
Según este experto forense, ese tipo de heridas tardan en ser detectadas en un primer análisis, también por eso los accidentados se mantienen conscientes durante un tiempo: "Anatómicamente, es algo que está escondido, en el centro del pecho. Las venas, que no tienen la misma presión que las arterias, sangran más lentamente; de hecho, tanto que cuesta identificar el problema. Y una vez identificado, es todavía más difícil de reparar".
Para el investigador, el fallecimiento de la princesa podía haberse evitado ya que se debió a una seguidilla de fallas. "Si hubiera usado el cinturón de seguridad, y si hubiera sido puesta en una ambulancia inmediatamente después del accidente. Seguramente habría aparecido un par de días después en público con un ojo amoratado, con dificultades para respirar de alguna costilla fracturada o con un brazo en cabestrillo", apunta en su publicación.
Según Shepherd, la muerte de Diana de Gales está más que clara, pero el ruido mediático que hubo alrededor y las diferentes teorías hicieron que las conclusiones de la autopsia fueron puestas en duda. "La razón de su muerte es indiscutible".
A raíz del accidente, Lady Di tenía algunos huesos rotos y una pequeña lesión en el pecho. Si no la llevaron de inmediato al Hospital de la Pitié-Salpêtrière fue porque al principio estaba estable y se comunicaba. "Pero la vena desgarrada sangraba lentamente e internamente en su pecho", asegura Shepherd. La princesa fue perdiendo el conocimiento en una ambulancia y, aunque fue sometida a una intervención, murió poco después en el hospital.
La investigación de dos años realizada por la policía francesa concluyó en 1999 que el único culpable de la muerte de Lady Di y Dodi Al-Fayed fue el conductor, Henri Paul.
Las autoridades examinaron el Mercedes de Al-Fayed con el que se produjo el accidente; visitaron el Puente del Alma y reunieron cerca de 1.500 declaraciones de testigos y 20.000 documentos. Las conclusiones eran claras: la muerte de Lady Di fue un accidente. Aún así, en 2008, una nueva investigación determinó que los paparazzi que perseguían el auto desde el hotel Ritz, junto con el chófer, habían sido los culpables del siniestro.