El Virus Sincicial Respiratorio (VSR) es uno de los principales causantes de la bronquiolitis, una enfermedad respiratoria que afecta las vías aéreas inferiores o ‘bronquiolos’.
Por la Dra. Ángela Gentile
El Virus Sincicial Respiratorio (VSR) es uno de los principales causantes de la bronquiolitis, una enfermedad respiratoria que afecta las vías aéreas inferiores o ‘bronquiolos’. Se transmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales. El virus permanece en las superficies entre 6 a 8 horas, por lo que el contagio se produce fundamentalmente a través de las manos.
Las recomendaciones generales para reducir la exposición al virus son: Impulsar y mantener la lactancia materna, lavarse las manos, evitar la contaminación ambiental con humo (ya sea humo de cigarrillo u otros), evitar el hacinamiento, concurrir a los controles rutinarios con el médico, cumplir el calendario nacional de vacunación y con las vacunas que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.
Además de las consideraciones generales preventivas, es necesario prestar atención a los principales síntomas y tener en cuenta que cuánto más pequeño es el niño, más importantes pueden ser los síntomas. Estos son: mucosidad nasal, tos, catarro, respiración más rápida (taquipnea) y aumento de tos, respiración ruidosa con silbidos (sibilancias), hundimiento de las costillas al respirar, dificultad para alimentarse o para conciliar el sueño, piel azulada o muy pálida y fiebre con temperatura mayor a 38°C.
Si bien dos tercios de los menores de 2 años podrían verse afectados por este virus, debemos destacar que dicha afección no ataca a todos por igual. Nos preocupan los niños más vulnerables, es decir, los bebés prematuros de bajo peso o con ciertas afecciones pulmonares producto de haber recibido ventilación mecánica por largo tiempo, así como niños con cardiopatías congénitas. Esta población tiene un riesgo entre 4 y 5 veces mayor de hospitalización por infección por VSR respecto de los niños sanos, como también, más riesgo de evolución grave y complicaciones. En nuestro país, contamos con la inmunización pasiva, un anticuerpo monoclonal que actúa como “escudo” para la protección de la población vulnerable, provista por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social. También se recomienda en niños con cardiopatías congénitas con inestabilidad hemodinámica significativa. En efecto, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomienda cumplir con el esquema completo e iniciar la profilaxis durante el período de mayor circulación viral, con una aplicación mensual del anticuerpo monoclonal de hasta un máximo de 5 dosis.