La artista, que no deja de conquistar nuevos mercados con sus canciones, se siente cada vez más cerca del movimiento feminista.
Lali perrea, saluda, se ríe, canta. En el escenario, Lali no para. Cuando se baja, Lali dirige, ensaya, postea, planifica. El tsunami Espósito no descansa y como sabe perfectamente todo lo que le costó llegar al lugar que ocupa hoy, aprovecha cada opción que se le presenta y respeta las oportunidades como nadie. Brava (2018), su último disco, le ha dado muchas y ha sabido aprovecharlas.
Los algoritmos dictan que unirse con otros artistas amplifica la posibilidad de llegar a una audiencia mayor y Lali pertenece a esa generación que crece a la par de las plataformas digitales. Será por eso que en su último trabajo abundan las colaboraciones: Reik, Pabllo Vittar, A.CHAL, Abraham Mateo y Mau & Ricky la acompañaron en varios de sus temas. La amistad con el dúo compuesto por los hijos de Ricardo Montaner y el éxito de Lali en Miami hicieron correr el rumor, a comienzos de este año, de una mudanza a la ciudad estadounidense.
La artista negó rotundamente este traslado definitivo, aunque sí es muy probable que viaje seguido al país del norte. Desde que cantó (también junto a Mau & Ricky) en el conteo de Año Nuevo en Times Square de Nueva York, ante medio millón de espectadores -invitada por Univisión- su popularidad terminó de derribar cualquier frontera que quedara en pie.
En México Thalía la invitó a participar en el tema "Lindo pero bruto", de su disco Valiente (2018). El auge de Lali allí, además, le valió ser la tapa de Vogue en ese país, con repercusión mundial. Pero su casa sigue siendo la Argentina.
—Tus shows se han convertido en una comedia musical, ¿sos de meterte mucho en todo lo que implica el espectáculo, más allá de tus canciones?
—Soy la persona más metida que viste en tu vida, tengo un equipo espectacular y sin ellos no podría llevar ninguna idea a cabo, pero si lo que más me divierte del trabajo de la música es, no solamente hacer las canciones, sino encontrarme con los desafíos visuales, poner todo el mundo a prueba para mejorarse de un disco a otro, o de un show a otro. Yo tengo el director musical, el mismo equipo técnico, tengo mis dancers con mi misma coreógrafa de siempre y si nos repetimos, está todo mal. Entonces tiene que estar todo bien. Disco a disco, tour a tour, nos vamos encontrando con nuestra fuerza cada vez más, yo ya entiendo este mundo del entretener.
—¿El hecho de haber trabajado desde muy joven fue lo que te dio esa experiencia?
—Aunque haya empezado de chica, siento que ahora estoy encontrándome con quién soy yo y qué tengo para entregarle al público que tengo enfrente, en los shows o donde sea. Sin duda todo lo que tengo para decir, lo que ves en la pantalla, todo está ideado… Los shows los escribo yo. Me reí cuando dijiste "comedia musical" porque es así, yo escribo el guión como si fuera un cuento. De ese guión todos sabemos qué historia vamos a contar, después se ve un recital, pero hay un hilo conductor que uno tiene en la cabeza. Desde la creación de un disco hay toda una estética que acompaña, después está el show en vivo y cosas más técnicas y aburridas. Pero, en general, siempre todo lo que sueño para un disco es lo que me acompaña después en el vivo y es toda esa línea argumental de cada canción.
—Más allá del entretenimiento, de ofrecer shows particularmente atractivos, en el último año muchas chicas te pusieron en un lugar de referente feminista, incluso en tu último show surgió el cantito "¡Aborto legal, en el hospital!", ¿cómo te sentís en esa posición?
—Me parece necesario y me encanta funcionar como un canal para que eso suceda. Yo no me considero presidenta de ninguna situación en particular, pero sí soy parte de las y los que estaban cantando en el público, yo pienso igual. Siempre trato de dar mi opinión con mucho respeto y está muy bien que haya diferencias porque de eso se trata convivir, pero si puedo usar mi pequeño espacio en cada show que hago o el público aprovecha el espacio de estar con alguien enfrente que los hace sentirse identificados con estas cuestiones, está bueno que lo puedan decir. Yo permito que esa expresión exista porque me hace bien a mí también, creo que son procesos, yo tampoco entendía el feminismo hace cinco años.
—¿Por qué decís que no lo entendías?
—No sé si entendía el concepto del feminismo, qué era, o cómo se era feminista… y aprendí. Así crecés, escuchás a gente, decís 'qué interesante esta mujer que me está contando esto', 'qué interesante la visión de esta persona'. Y te vas nutriendo en tu adultez de qué es lo que querés defender. Veo en esa postura a chicas mucho más jóvenes que yo y me emociona. ¡Yo a los 17 no entendía un culo de esto! Ahora con su edad ellas lo están comprendiendo, y me gusta vivir esta época y sentirme parte de esta revolución que está sucediendo. Hay muchos pañuelos verdes en mi show y me encanta que suceda en el "espacio de Lali" esa cuestión y la acompaño cien por cien.
—¿Se trata también de derribar un prejuicio creado alrededor del pop, como si fuera un género sin contenido?
—Eso lo trato de mostrar desde el día uno. Pero es verdad… Mujer, pop, hay cierto bastardeo alrededor de esa cuestión, aunque ya hace mucho rato que no la siento. Hay algo que ha crecido en mí y que ha crecido en el público y que me inviten a festivales como el Lollapalooza es parte de un peso musical que no lo tenía en el primer disco. Es un proceso que se da con el tiempo.
—¿Por qué creés que en los festivales sigue sin haber un lugar mayor para las artistas mujeres?
—Yo creo que es bueno para mí formar parte, estar como mujer, pero está bueno verbalizarlo para que año a año cambie. Yo creo que las cosas se deben hacer con educación y desde el mejor lugar. Qué bueno que lo podamos hablar y que esto se vuelva real, para que se modifique en los tantos festivales que hay y que todavía no tienen un lugar para las mujeres. Me gusta desde mi música y desde mi actividad, ir abriendo pequeñas puertas para las que les sirva a otras mujeres y puedan ocupar lugares en la música, como debe ser.