Un enorme meteorito cayó en Chicxulub, México, pero restos de roca fundida y residuos del impacto fueron localizadas a más de tres mil kilómetros.
Un grupo de científicos halló lo que describieron como una extraordinaria instantánea de las consecuencias del impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios en la Tierra hace 66 millones de años.
Excavaciones en Dakota del Norte, en el norte de Estados Unidos, revelaron fósiles de peces y árboles rociados con fragmentos rocosos y vidriosos que cayeron del cielo.
Los depósitos muestran también que la zona estuvo cubierta de agua, como consecuencia de la colosal ola generada por el impacto del asteroide.
Los detalles de la investigación fueron publicados en la revista PNAS el viernes.
Robert DePalma, investigador principal de la Universidad de Kansas, y sus colegas, señalaron que la excavación, en un sitio llamado Tanis, ofrece un pantallazo increíble de los eventos que ocurrieron probablemente entre pocos minutos y un par de h
Cuando este objeto de 12 km de ancho chocó con lo que ahora es el Golfo de México, miles de millones de toneladas de roca fundida y vaporizada tuvieron que haber salido disparadas en todas las direcciones a miles de kilómetros de distancia.
En Tanis, los fósiles registran el momento en que este material cayó sobre todo lo que encontró en su camino.
Los fósiles de peces fueron hallados con residuos del impacto incrustados en sus branquias. Esto se debe a que pudieron haber respirado los fragmentos presentes en el agua que los rodeaba.
También se encontraron partículas atrapadas en ámbar, que es la resina preservada de los árboles.
Toneladas de agua
Geoquímicos pudieron establecer un vínculo directo entre el material que cayó del cielo y Chicxulub, el lugar del impacto del asteroide.
También determinaron que los fragmentos tienen 65,76 millones de años, una fecha que coincide bastante con la que se ha establecido para este evento según evidencia hallada en otros sitios alrededor del mundo.
Por la forma en que los depósitos están distribuidos en Tanis, los investigadores creen que el área fue arrasada por una inmensa ola de agua.
Si bien se cree que el impacto del asteroide provocó un inmenso tsunami, este habría demorado varias horas en viajar los 3.000 km que separan el Golfo de México de Dakota del Norte, a pesar de la probable presencia en ese momento de una vía marítima que corría por el medio de la masa terrestre norteamericana.
El cráter de Chicxulub
Un objeto de 12 km de ancho hizo un agujero en la corteza terrestre de 100 km de ancho y 30 km de profundidad
Este hueco luego colapsó sobre sí mismo y dejó un cráter de 200 km de ancho y unos pocos kilómetros de profundidad
Hoy en día, la mayor parte del cráter está sepultada en el litoral del Golfo de México, bajo 600 metros de sedimentos
En tierra firme, el cráter está cubierto de depósitos de piedra caliza, pero su borde exterior es visible
Por ello, los investigadores creen que la onda sísmica que el asteroide debe haber provocado en toda la Tierra —equivalente a un terremoto de 10 u 11 de magnitud—generó un desplazamiento de aguas locales.
Este tipo de movimiento de agua, conocido como seiche, habría empujado todo lo que encontró en su camino y lo habría depositado sobre la desordenada colección de fósiles hallada por DePalma y su equipo.
"Una masa enredada de peces de agua dulce, vertebrados terrestres, árboles, ramas, troncos, amonitas y otras criaturas marinas fueron empujadas por esta ola de agua interna", dice el investigador.
"Un tsunami habría tomado al menos 17 horas hasta llegar a este sitio desde el cráter, pero las ondas símicas —y la ola de aguas locales resultantes— habrían llegado hasta allí en decenas de minutos", añade.
El sitio perfecto
El estudio incluye entre sus autores a Walter Álvarez, geólogo californiano a quien se le atribuye (junto a su padre, Luis Álvarez), haber contribuido a desarrollar la teoría que explica la desaparición de los dinosaurios por el impacto del asteroide.
Los Álvarez identificaron una capa de sedimento en el límite entre los períodos Cretáceo y Paleógeno enriquecida con iridio, un elemento hallado comúnmente en los asteroides y meteoritos.
También se identificaron restos de iridio cubriendo los depósitos de Tanis.
"Cuando propusimos la hipótesis del impacto para explicar la gran extinción, se basaba solo en el hallazgo de una concentración anómala de iridio, que suele ser la huella de un asteroide o cometa", afirmó Alvarez.
"Desde entonces, se ha ido acumulando evidencia gradualmente", añadió el investigador, que nunca imaginó encontrar algo así como lo que se halló en Tanis.
Según Phil Manning, científico de la Universidad de Manchester, Reino Unido, y coautor de la investigación, "este es ahora uno de los sitios más importantes del mundo".
"Si quieres entender realmente cómo fue el último día de los dinosaurios, éste es el lugar", le dijo a la BBC.