X
Revista

De qué se trata la decodificación bioemocional y cómo puede ayudarnos

Es una disciplina que hace un abordaje emocional, espiritual y lógico a los conflictos de las personas.

01/04/2019

La Decodificación Bioemocional es una disciplina que nos ayuda a entender que todo síntoma que aparece en nuestro cuerpo viene a mostrar que detrás de esa señal hay una historia no resuelta que dejó por resultado emociones escondidas y bloqueadas que se manifiestan de esa forma.

“Desde nuestra mirada entendemos que todo síntoma es la puerta de entrada a nuestro ser más profundo y que seguramente esa historia bloqueada esté relacionada con aquello que hemos venido a transitar y a aprender en esta vida. El objetivo de este proceso de transformación es que la persona comprenda qué es lo que le está pasando, qué es lo que su síntoma le viene a decir y que de esta manera pueda abrir el camino a sanar esas emociones escondidas para tener una vida en plenitud”, le explica a Clarín Nadia Gamboa, Decodificadora Bioemocional y Coach Ontológica.

“Desde esta mirada el síntoma es todo aquello que no nos deja sentir pleno. Sea físico, psíquico, conductual, etc. Un síntoma puede ser para una persona una enfermedad o situaciones repetitivas en su vida, o no poder tener pareja, o no lograr objetivos”, sostiene Evelyn Palumbo, Decodificadora Bioemocional.

La metodología de trabajo es individual y vivencial. Esto implica que se trabaja con ejercicios corporales de toma de conciencia, liberación emocional y psicomagia. Además, se analizan los patrones repetitivos de la persona y su árbol genealógico. Se puede trabajar presencial o a distancia, vía Skype.

Los especialistas explican que esta técnica trata al ser como una persona integral. “Desde está mirada, somos mente, cuerpo, emociones y espíritu creador, poseemos el poder de cambiar nuestra plataforma de conciencia, la forma que vemos y asumimos nuestra vida”, puntualiza Palumbo.

“Es fundamental entender que todos somos un espíritu creador, que tenemos el poder de cambiar nuestras interpretaciones, y que si resolvemos nuestros conflictos emocionales, y mejoramos nuestros vínculos familiares, inevitablemente nuestro cuerpo se va a manifestar de una manera armoniosa y plena. Eso es lo que hace que nuestra vida cambie”, explica Gamboa.

María Victoria Charlo (32) es Masoterapeuta y luego de probar muchas terapias y conocer a diversos terapeutas se animó a probar con la Decodificación Bioemocional. “Todas las sesiones son diferentes pero muy intensas y sanadoras. Después de cada terapia mi cuerpo se manifiesta de forma sorprendente sacando todo lo que me hace mal hacia afuera y a las pocas semanas todo comienza a tener sentido. Siento y veo que en cada sesión se destraba una puerta para llegar a la sanación”, dice María Victoria.

Abordaje transgeneracional
La Decodificación Bioemocional guarda una gran relación con nuestro árbol familiar y con nuestros ancestros. “Hacemos un abordaje transgeneracional lo que significa la búsqueda de la lógica de los conflictos que operan nuestra vida a partir del análisis del árbol genealógico. Todo lo que nos pasa en el presente responde a un patrón de supervivencia que tiene ciertas particularidades y que afectó a nuestros ancestros tanto como a nosotros. Buscamos la historia de nuestros antecesores para encontrar la lógica de nuestros conflictos”, le cuenta a Clarín Violeta Vázquez, Directora de la Escuela de Biodecodificación Rizoma y autora del libro “Basta de repetir la historia familiar”.

El consultante, explica Vázquez, responde un vasto cuestionario sobre su historia y arma su árbol genealógico. En cuatro o cinco encuentros se alcanza a establecer el hilo conductor de su historia. “Buscamos ´dobles karmáticos´ en torno a sus ancestros. Hacemos actos simbólicos de reparación, meditaciones chamánicas y constelaciones rizomáticas donde el consultante configura a su familia y su problemática con objetos, fotos familiares y muñecos. Encontramos, entonces, su mecanismo y su funcionamiento ante los conflictos y así reordenamos su sistema y desplegamos sus posibilidades a futuro”, afirma Vázquez.

“Yo creo que el mayor valor que tiene esta disciplina es el hecho de que interpretemos al ser humano desde un lado integral, analizando la coherencia biológica/emocional e incluso los patrones heredados y repetitivos familiares, que hace que sea una mirada muy rica y completa de la situación que estamos atravesando y que al tener dinámicas vivenciales y de acción, vamos pudiendo resolver los conflictos. Lo que sí es importante entender es que esta disciplina no es ni pretende ser una práctica médica. Sino que es un abordaje emocional, espiritual y lógico a los conflictos de las personas”, concluye Gamboa.