Uno de los temas examinados es el vínculo entre los implantes y un raro tipo de cáncer, a partir de la identificación en los últimos años de 400 casos a nivel mundial.
El aumento de mamas es la cirugía estética más común en Argentina y varios países. Tras el escándalo abierto hace casi una década por las prótesis francesas PIP -rellenas con un gel de siliciona no apto para uso médico que afectó a más de 20 mil mujeres-, especialistas y autoridades regulatorias extremaron la atención sobre las complicaciones que pueden surgir tras la intervención. La última alarma la encendió hace pocos años la difusión de unos 400 casos a nivel mundial de mujeres que desarrollaron un raro tipo de cáncer en las adyacencias de la prótesis. Entre ayer y hoy, expertos convocados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) realizaban una extensa revisión sobre la seguridad de los implantes.
La FDA examina cómo abordar la nueva información científica según la cual los implantes pueden provocar una forma rara de linfoma que crece en el tejido de la cicatriz alrededor de los senos. La agencia identificó 457 casos a nivel mundial, incluidas 9 muertes. Casi todos implican un tipo de implante texturado diseñado para que no se deslice y reducir la dimensión del tejido de cicatrización. No obstante, durante las exposiciones de ayer, la mayoría de los 19 integrantes del panel -entre ellos cirujanos plásticos y oncólogos- manifestaron que la evidencia no era suficiente para ordenar que esos implantes sean retirados del mercado, según informa la agencia de noticias AP. Se espera que en los próximos días, la agencia regulatoria estadounidense emita un documento oficial con el resultado de la revisión.
La postura de la agencia desde hace tiempo es que los implantes son seguros, aunque recomienda que antes de la intervención se proporcione a las pacientes el etiquetado de la prótesis y se la informe sobre beneficios y riesgos de los diferentes tipos.
El Linfoma Anaplásico de Células Grandes (LACG, por su sigla en español) asociado a implantes mamarios no es un cáncer de mama o del tejido mamario, sino un tipo de linfoma no Hodgkin, un tumor del sistema linfático que en muy raras circunstancias puede desarrollarse adyacente a la prótesis. En un documento del mes pasado, la FDA afirma que el número de casos identificados es pequeño en relación al 1,5 millones de pacientes que se colocan implantes mamarios cada año en todo el mundo, pero aclara que “los datos confirmados y la información pública revisada hasta la fecha sugieren que los pacientes mamarios tienen un mayor riesgo” de desarrollarlo.
Se trata de una entidad muy infrecuente, cuya incidencia real es todavía desconocida y tampoco existen conclusiones acerca de cuál es el tipo de implante o el tipo de cirugía que podría predisponer a la afección, ya que si bien en la mayoría de los casos se produjeron en mujeres con implantes de superficie texturada, también hubo reportes en los que se asoció a superficies lisas.
“La incidencia es bajísima”, afirma en diálogo con Clarín Horacio Mayer, subjefe de Cirugía Plástica del Hospital Italiano. “El mensaje tiene que ser tranquilizador. No tiene que generarse una paranoia entre las pacientes implantadas de que tienen que quitarse el implante, o no operarse (aquellas que quieran hacerlo). Es una entidad muy rara, que afecta a muy pocas mujeres y se sabe que en las afectadas se dio una conjunción de múltiples factores, no es solamente el implante. Es un trastorno multifactorial, en el que cuestiones genéticas, ambientales. Es posible que ciertos tipos de texturas, las macrotexturas estén involucradas, así como una bacteria”, añadió.
El especialista, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica Estética y Reparadora (SACPER), destacó que no es un tipo de cáncer que se presente exclusivamente en caso de implantes mamarios. “También se ha asociado a implantes dentales, de cadera. Es una respuesta a implantes”, subrayó e insistió en que es algo extremadamente infrecuente. “Se desarrolla en la cápsula que envuelve el implante. Solo la remoción de la cápsula en la mayoría de los casos es curativa”.
Protocolo argentino
El año pasado, en nuestro país, la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y la SACPER elaboraron un protocolo conjunto para despejar dudas y responder a las inquietudes sobre el tema.
En cuanto a los síntomas de alerta, el documento establece que el signo precoz más relevante es la inflamación de la mama sin ningún traumatismo que lo origine. Esto es debido a la producción de líquido seroso alrededor del implante y se denomina seroma tardío ya que suele aparecer un año después de la cirugía. Raramente comienza como un nódulo, tumor o ganglios aumentados de tamaño. Ante cualquiera de esos síntomas aconsejan consultar al mastólogo (especialista en salud mamaria), quien solicitará los estudios pertinentes.
“Si bien cada medico determinará qué estudio debe llevarse adelante, en estos casos se recomienda inicialmente una ecografía ya que es el método más simple para identificar seromas. Luego puede solicitarse una resonancia magnética y finalmente una punción que se evalúa con un análisis llamado inmunohistoquímica para linfocitos CD-30 positivos y linfocitos T-ALK-negativos”, afirmaba en el marco de la presentación del trabajo conjunto Eduardo González, presidente de la SAM.
El protocolo consensuado por las dos sociedades científicas enfatiza la importancia de los controles mamarios de rutina y busca tranquilizar a todas aquellas mujeres que se hayan sometido o estén programando una cirugía de aumento mamario por implantes: “Siempre que se realicen por profesionales médico certificados, en espacios habilitados para tal fin que garanticen la higiene y seguridad requerida para este tipo de procedimientos quirúrgicos, y con productos de calidad aprobados por ANMAT y FDA, las mujeres no deben preocuparse, sino ocuparse de su salud mamaria, visitando periódicamente al mastólogo”, concluía el presidente de la SAM.