Se trata de una patología poco conocida que ataca en silencio. Su blanco suelen ser los pobladores rurales, que muchas veces desestiman un pinchazo en el suelo, y algo tan simple como eso, si no se diagnostica a tiempo, puede tener peligrosas consecuencias.
Año 1991, un joven bioquímico recibido en el '85 descubre un extraño tipo de infección en el pie de un paciente rural, se obsesiona con ella y comienza a estudiarla: era un micetoma.
Tiempo después descubriría que esa infección, que puede producirse por un hongo o por una bacteria, ataca en silencio desde el monte, escondida en espinas y en la tierra. En silencio, porque su blanco, los trabajadores rurales o pobladores de la zona, desestiman la herida de algo tan simple como un pinchazo de una espina. Sin embargo, si está contaminada, da lugar a un proceso infeccioso que si no de detecta a tiempo puede contraer consecuencias letales.
¿De qué hablamos cuando hablamos de micetomas?
La patología
Se trata de una lesión tumoral producida por un hongo o una bacteria. Es un proceso infeccioso que si no se diagnostica a tiempo puede traer graves problemas en la salud, como por ejemplo llegar a requerir la amputación de los miembros.
Dentro de las causas se puede considerar el pinchazo con espinas, ramas o elemento punzo cortante que estén en el piso, en contacto con la tierra, lugar donde habita este hongo o bacteria. Es decir, hay una rama que cae al piso, se contamina; viene alguien descalzo o con ojotas, se pincha y la infección comienza a crecer lentamente y en silencio. A veces el tiempo que pasa hasta que el paciente se da cuenta de que algo raro está sucediendo puede extenderse por meses.
Los primeros síntomas aparecen entre los 2 y los 4 meses, en el lugar donde se produjo el pinchazo. A simple vista, la herida parece una infección normal, que por lo general, ante una consulta médica, es tratada con antibióticos. Pero al no ser los adecuados, no logran combatir la infección, por lo que ésta continúa “comiendo” todo tejido a su alrededor. Tendones, músculo y así durante meses y años hasta que llega al hueso y cuando ya no hay nada más por hacer para evitar el dolor, se llega a un estado irreversible.
El problema: la falta de diagnóstico temprano
¿Cómo saber si la infección es a causa de un micetoma?
Al tratarse de una enfermedad poco conocida, el primer desafío está en la difusión de la misma para que todos los profesionales y laboratorios sepan diagnosticarla.
Lo primero que se debe hacer es identificar los síntomas y luego determinar si es por hongo o por bacteria. El médico clínico hace lo primero, y el micólogo, lo otro. Se toma una muestra y en tres horas ya se cuenta con un diagnóstico presuntivo que va a permitir que se trabaje con tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que los pacientes que recurren al médico tienen que volver a sus lugares de trabajo.
Por supuesto, cada uno tiene un tratamiento diferente. El tratamiento para las bacterias tiene un 70% de efectividad, y aunque el hongo es muy resistente, los tratamientos aplicados han logrado mejorar la calidad de vida de las personas infectadas.
El tratamiento va a depender del tipo de infección, pero la mayoría de ellos ronda entre los 12 y los 18 meses donde el paciente deberá tomar los antimicóticos o las drogas que requiera su caso. En los pacientes con lesiones avanzadas donde hay tejido muerto y el dolor es insoportable, una de las opciones es la cirugía y la amputación.
El hombre detrás del microscopio
Los micetomas, también conocidos como la enfermedad de “pie de madura” son infecciones que se presentan en los países ubicados en “el cinturón” que se forma entre los trópicos, porque cuentan con las condiciones que permiten a la enfermedad formarse.
Si bien, al ser una enfermedad que no es de denuncia obligatoria, es difícil contar con un registro oficial, sin embargo, al Hospital Muñíz de Buenos Aires, recurren por esta patología cientos de pacientes de provincias del norte como Santiago del Estero, Chaco, Salta, Jujuy, Tucumán y el norte de Córdoba; incluso de Bolivia y Paraguay. Recurren a ese hospital porque en sus lugares no se llega al diagnóstico. Sobre eso trabaja el hombre detrás del microscopio, el Doctor Julián Alberto Serrano.
En Santiago del Estero, en el área de dermatología del Hospital Independencia, se conoce y desde allí se difunde información sobre esta enfermedad.
Entre el paciente y el microscopio
Conociendo al doctor Serrano
El hombre al que hacemos referencia al comienzo de esta nota es un conocido bioquímico en nuestra provincia, quien desde sus inicios en el campo de la ciencia se interesó por las enfermedades infecciosas. Egresado en 1985 de la Universidad Nacional del Litoral, comenzó a estudiar a los micetomas de la mano del doctor Ricardo Neironi, del hospital Muñiz, y desde allí continuó su camino de capacitaciones, terminar como docente invitado en la Maestría de Micología en dicho hospital, hasta recorrer el mundo brindando charlas al respecto de esta enfermedad.
En 2016, con el apoyo del Ministerio de Salud de la provincia, y de la recién creada Facultad de Ciencias Médicas de la UNSE, organizó las 1º Jornadas Argentinas de Micetomas en Santiago del Estero, en donde participaron 168 inscritos de Brasil, Chile, Paraguay y todas las provincias del país, convocados en el Fórum.
Hoy sigue trabajando en su laboratorio ubicado sobre calle 9 de Julio, en el mismo lugar donde comenzó todo; y desde allí nos cuenta qué lo atrajo y dónde radica su pasión por la patología: “Fue la gente sin recursos que no sabían qué les pasaba, no tenían diagnóstico; querían curarse y no podían. Mis primeros casos fueron personas con 24 años de evolución que vivían con el pie levantado sin poder pisar o caminar. Vi eso y dije “algo tengo que hacer” para que lleguen a un diagnóstico certero sin tener que llegar a esas instancias”.
Así fue iniciando sus primeros pasos de investigación; trabajó con dermatólogos, infectólogos, traumatólogos, haciendo hincapié en la difusión de la enfermedad; que se la conozca para llegar a ese diagnóstico temprano.
El doctor también forma parte de la Facultad de Ciencias Médicas, desde donde se impulsa un conocimiento de todas las patologías regionales; no sólo a médicos residentes para que la conozcan a la patología, sino también a los asistentes sociales, las personas que están en mayor contacto con la gente. Es importante que se difunda la información más en el interior, aunque se aclara que no es una enfermedad exclusiva del campo: tuvo pacientes con micetomas infectados por una pisada con botines...
“No todos los hospitales tienen el centro especializado para llegar al diagnostico, por eso queremos pensar en una medicina que sea como un embudo, donde la parte de arriba que es bien amplia (donde estarían todos los médicos de hospitales del interior), puedan sospechar esa lesión, y de ahí ir achicando una parte mas finita del embudo (lugar donde estén los que puedan llegar al diagnostico) como centro de referencia (laboratorio de micologia, por ejemplo)”, explica.
Aprendiendo y difundiendo por el mundo
Continuando con su trabajo de investigación, el brioquímico brinda charlas en congresos desde Misiones hasta Neuquén, en todas las provincias, difundiendo la enfermedad muy poco conocida. El año pasado fue a Sudán como referente de Micetomas Argentina (representando a Sudamérica). También participa la gente de OMS Erasmus (grupo de investigadores de holanda) y del Centro de Investigación de Micetomas de Sudán, con quienes tienen conferencias cada dos meses por Internet.
Serrano en su visita en Sudán, 2018
Participó de congresos en Berlín, México, junto a un grupo de médicos de Buenos Aires trabaja en la organización de otras jornadas; y en abril dará un curso virtual para incorporar lo traído de Sudán, curso organizado por la Asociación Argentina de Microbiología, que tuvo mucha repercusión por la cantidad de inscritos. Tiene publicaciones en revistas internacionales de medicina. Ahora esta por publicar dos trabajos más.
Mirada al futuro
Para concluir, es importante destacar que en el año 2016 la patología fue reconocida como una enfermedad desatendida por la Organización Mundial de la Salud, lo que trae aparejado un cambio en la cantidad de recursos económicos que se destinan a la misma para seguir estudiándola.