Expertos explican cómo reconocer cuál es el procesador adecuado y qué capacidad de almacenamiento tiene que tener. La vida útil, el tamaño y el peso.
Cuando uno elige una notebook -acotada a un presupuesto y destinada para una labor específica- se enfrenta a una gran variedad de componentes y valores. Y si bien el hardware propiamente dicho (procesador, disco, memoria y placas) son los que encarecen al equipo, está presente en todos los equipos por igual. Sin embargo, hay algunos factores intangibles, como el diseño, el software y la calidad de fabricación, que le aportan un valor diferencial.
A las portátiles se las puede dividir en tres rangos, determinados por peso y tamaño, el tipo de materiales y el nivel de productividad que pueden alcanzar. Las básicas, que rondan los $18 mil, consideradas hogareñas, son para navegar por la Web y responder mensajes. Las intermedias, que están en $ 35 mil, son de uso profesional, son livianas, resistentes y veloces. Las tope de gama, son de gran tamaño y se utilizan en interiores, llegan a 70 mil pesos y apuntan a gamers o editores de video.
Procesador
Uno de los puntos básicos de decisión pasa por el procesador. El problema es que en la actualidad hay varias familias de estos en circulación y muchos usos posibles. Un método para diferenciar los modelos es a través de su serie.
“En el lineal de Intel, las que llevan la H, están diseñadas para gamers o creación de contenido. La idea es alcanzar el poder de procesamiento de la desktop en una laptop. Tienen 4 núcleos y las frecuencias, que a mayor cantidad permite más cuadros por segundo, van en aumento. La serie U, para usos de oficina, se basa en desempeño y duración de la batería y utiliza 4 núcleos para efectuar tareas en simultáneo. Mientras que la serie Y, pensada para que la batería dure todo el día. Es la que permite diseños ultradelgados ya que en lugar de ventiladores utiliza disipadores de calor", describe Ezequiel Bartelemi, técnico de ventas de Intel.
Otra de las claves es interpretar la cadena de números y letras que acompañan a cada procesador. “En este punto hay que considerar tres aspectos. El primer casillero corresponde a la generación. La actual es la octava representada por el 8th. Le sigue la familia, que puede ser i3, i5, i7 o i9 y al final va la serie, que puede ser H, U o Y. En algunos casos, adelante va el tipo de procesador, que puede ser Celeron, el más económico; Pentium, intermedio y Core, el más avanzado”, detalla Bartelemi.
Lo que no se ve
La diferencia de precio entre un modelo genérico y un equipo de marca se explica por su diseño, que además de la apariencia incluye también el funcionamiento mecánico y su rendimiento. En esta frontera intangible se incluyen aquellos elementos como teclados iluminados, bordes redondeados y el software propio, que sirven para establecen una diferencia.
“El software propio es considerado un valor agregado a la hora de elegir una notebook, dado que es donde la marca puede ofrecer servicios diferenciadores para mejorar la experiencia de uso. En este caso, puede haber extensión de licencias como Office, antivirus, almacenamiento en la nube. También están las aplicaciones propias que proveen asistencia frente a posibles inconvenientes (restablecer sistema o backup) o mejoras los sonidos, la conexión Wi-Fi o inclusive, que facilitan la conexión con el smartphone”, explica Damián Caputo, gerente de producto de Dell.
Capacidad
No hace mucho tiempo atrás, la compra de una notebook se definía por la capacidad de almacenamiento que podría llegar a ofrecer. En la actualidad, compiten tres tipos de soportes. El tradicional disco rígido o HDD, ya en retirada; los discos de estado sólido (SSD) considerada como la mejor alternativa ya que generan menos calor, son más livianos y gastan menos energía. La otra posibilidad es aprovechar el poder de la nube para guardar información.
“Por un tema de seguridad, la tendencia son los equipos cloud. Si ocurre una falla se pueden recuperar los archivos y además, acceder a la información desde cualquier dispositivo. El precio de los discos SSD comenzaron a bajar, por eso, lo ideal es hacer un híbrido con la nube. En cuanto al HHD de gran tamaño, es cada vez menos conveniente. A nivel empresarial la información se suele almacenar en los servidores y la familia, tiene la nube, que reemplaza al HDD por seguridad, capacidad y comodidad”, advierte Jorge Scaramuzzo, gerente comercial de EXO.
Vida últil
Uno de los mitos más extendidos en el rubro tecnológico es que, en igualdad de condiciones, los equipos de gama alta duran más que los económicos. “La vida útil de un producto depende del uso y tratamiento que se le dé. Aquel que respete las instrucciones de empleo y cuide sus equipos del polvo, la humedad y los golpes tenga una vida útil mayor que aquel que no lo haga. Los equipos de alta gama valen más porque poseen configuraciones más potentes o con necesidad de procesamiento más sofisticado”, remarca Melina Capodistrias, marketing manager de Lenovo Argentina.
Peso y tamaño
En cuanto a la pantalla, la idea es buscar un equilibrio entre su tamaño y la resolución. Las que superan las 15 pulgadas y rondan el 1,8 kilo, permiten trabajar con más comodidad, aunque debe alcanzar una resolución de 1.920 por 1.080 píxeles para que la experiencia sea placentera. En cambio, una de 12,5 pulgadas, ideal para transportar ya que ronda el 1,2 kilo, no es apta para soportar largas jornadas. No solo por la menor superficie de visualización sino también por el reducido volumen del teclado.