La tecnología amenaza pulverizar la coartada del fisicoculturista. También le endilgan el crimen de un profesor.
Después del crimen de Leonardo Franco Acosta, la policía siguió las ‘huellas’ tecnológicas de su celular y terminó secuestrándolo a los dos meses en poder de Charly Autalán, de novio con una jovencita en Bahía Blanca. El carnicero, fisicoculturista y ‘taxi boy’ fue detenido en el 2015.
Tres jueces ahora lo juzgan por los crímenes de Leonardo Franco Acosta y del profesor José Di Pietro, asesinados el 27 de agosto y el 5 de octubre, respectivamente, del 2015. Según el informe policial, el celular de Acosta delató tres llamados antes de su muerte. Sábana telefónica De la víctima a “Charly”.
Del detenido a Acosta y un tercero que el joven no atendió.Así apareció entre los sospechosos “Charly”. Los investigadores se aferraron a la teoría del celular, pese a que el aparato había sido robado. Dos meses después la empresa de telefonía informó a la Justicia que el aparato fue activado, pero con otro chip y un número con característica de Bahía Blanca. Los policías ingresaron al whatsapp y vieron la foto de una pareja: era “Charly” y una bella jovencita.
Caída del personaje con los días, la Justicia dispuso la detención del individuo. Casi tres años y medio después, “Charly” enfrenta una posible doble condena a prisión perpetua. ‘Homicidio doblemente calificado por orientación sexual y criminis causa’, son las imputaciones.
En esencia, el fiscal Álvaro Cantos lo acusa de matar a dos hombres por su sexualidad, pero también para cubrir el propósito de robo. Vale subrayar que a las dos víctimas les faltaban bienes materiales que le habrían sido secuestrados a “Charly”.
El hombre niega haber ultimado a Acosta, cuyo cuerpo fue hallado por su hermano en su casa del Bº San Germés. La hornalla de la cocina se encontraba encendida. Y la víctima yacía en su habitación.