La reflexión de Fabiana Tuñez, directora Ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres.
Llega un nuevo 8 de marzo y con él, una nueva oportunidad para debatir, analizar y reflexionar sobre la situación de nuestros derechos. El Día Internacional de la Mujer es el resultado, justamente de eso, de la lucha por la ampliación y el acceso a derechos para todas las mujeres, en todo el mundo. Lejos esta de ser un "día de fiesta", de flores y bombones, y hoy más que nunca creo que nuestra sociedad es plenamente consciente de eso.
Durante años, asumimos las desigualdades como algo natural. Como si las diferencias - que, por cierto, existen y nadie las niega- tuvieran que tener un correlato inmediato en la capacidad de acceder, ejercer y gozar de los derechos de ciudadanía. Hemos avanzado, sin dudas. Nuestra propia constitución establece el principio de igualdad entre las personas y reconoce la importancia de implementar acciones afirmativas para alcanzar la "igualdad real" -no sólo jurídica- entre los géneros.
Pero sabemos que falta. Al día de hoy, las mujeres seguimos cargando casi en forma exclusiva con las tareas de cuidado no remuneradas, nos insertamos al mercado laboral en posiciones más precarias - aun cuando contamos muchas veces con mejores credenciales educativas que nuestros pares varones- y seguimos siendo pocas en los espacios de decisión. Todavía hoy, persisten mensajes estereotipados en los medios, contenidos educativos y publicidades que indican que las "niñas deben ser sumisas y obedientes" y que la principal preocupación de una mujer debe "ser bella y conquistar a un hombre". Y lo que es más terrible y doloroso, en pleno siglo XXI, el lugar más inseguro para una mujer es su propia casa, nos matan por el sólo hecho de ser mujeres.
Pero, así como existen desafíos pendientes, hoy más que nunca, hay una sociedad que reconoce y denuncia las desigualdades estructurales y un gobierno dispuesto a transformar esas demandas en políticas públicas concretas. En diciembre de 2018 el Presidente de la Nación presentó el Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades y Derechos (PIOD) una iniciativa intersectorial que apunta a introducir, desde la propia Administración Pública, la mirada de género en todas las políticas públicas; desde el desarrollo social hasta la el turismo, pasando por deportes, economía y seguridad. El Plan contempla compromisos de todos los Ministerios y da continuidad a las iniciativas en marcha desde 2016 como el Plan Nacional de Primera Infancia - con énfasis en el fortalecimiento de los espacios de cuidado para niñas y niños-, el Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia - una realidad que limita el potencial de nuestras jóvenes y adolescentes y que por primera vez se aborda en forma integral desde las carteras de Salud, Educación y Desarrollo Social- y el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, una deuda que el Poder Ejecutivo tenía con la sociedad desde la entrada en vigor de la Ley 26.485 en 2010. Iniciativas que se complementan y potencian para llegar a todo el país en forma articulada con las jurisdicciones provinciales. Porque si hay algo que tenemos claro, es que, sin la plena inclusión y participación de las mujeres, no existe desarrollo posible.
Queda mucho por hacer aún, lo sabemos. Pero también tenemos muy claro el camino a seguir. La transformación cultural que hará de la nuestra una sociedad más justa, inclusiva y paritaria llevará tiempo. Lo importante es saber que estamos trabajando todos los días para que todas las mujeres, accedan a todos sus derechos, siempre. Y que, en esta lucha, ya no hay vuelta atrás.
Por Fabiana Tuñez, directora Ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres.