Ehud Arye Laniado, de 65 años, sufrió un paro cardíaco durante la cirugía plástica.
Un multimillonario comerciante de diamantes murió este sábado durante una cirugía de alargamiento de pene en París, según informaron medios de Bélgica, donde operaba la firma en la que trabajaba, Omega Diamonds.
Ehud Arye Laniado, israelí de 65 años, sufrió un ataque al corazón la noche del sábado 2 de marzo, en medio de la intervención en un clínica ubicada en la avenida Champs-Élysées de la capital francesa.
La empresa confirmó el fallecimiento, sin ofrecer precisiones sobre las circunstancias. "Adiós a un empresario visionario", lamentaron en un escueto comunicado. "Después de vivir una vida excepcional, Ehud será llevado de regreso a Israel como su lugar de descanso final. Todos nosotros lo echaremos de menos", agrega el texto.
"Le decíamos 'el Argentino' porque parecía un bailarín de tango", comentó bajo condición de anonimato una fuente de la empresa, en referencia a su vanidad. También añadió que sufría del llamado "complejo de Napoleón" debido a su baja estatura y que estaba "siempre enfocado en su apariencia y en cómo otros lo percibían".
De hecho, cuentan a modo de anécdota, la única vez que se olvidaba de su baja estatura era cuando le pedía a su contador que leyera su estado de cuenta bancaria… Algo que, al parecer, hacía varias veces al día.
Según los medios locales, el magnate no fue a la universidad, trabajó como masajista en el hotel Hilton en Tel Aviv y comenzó su carrera como experto en piedras preciosas cuando tenía 20 años en África. "Para cuando llegó a Amberes resultó que tenía mucho talento y rápidamente se transformó en uno de los mayores expertos en valoración de diamantes en bruto", reveló otro de sus amigos.
Así, en 2015, vendió el diamante más caro del mundo, el Blue Moon, a un empresario japonés por USD 48,4 millones.
No hay reportes precisos de la fortuna del empresario, que enfrentaba problemas judiciales con un ex socio y con las autoridades de Bélgica por presuntas irregularidades en la importación desde Angola y Congo, así como una posible evasión de impuestos. Pero sí se sabe que era dueño del penthouse más caro de Mónaco, cotizado en casi 40 millones de dólares, y solía invitar a modelos y celebridades a su casa de Bel Air, en Los Ángeles.