La falta de custodia policial aumenta la preocupación de los tutores. Piden intervención de la Justicia para evitar males mayores.
"Ojalá que todos los vecinos tomen conciencia de que el barrio es de todos y que el resguardo de niños y jóvenes también depende de la comunidad", dijo el cura de la parroquia María Reina, Juan Pablo Núñez, quien está a cargo del templo que el 23 de septiembre fue baleado por narcos y desde enero se quedó sin custodia policial. "Estoy a la espera de una audiencia con el ministro (de Seguridad santafesino) Maximiliano Pullaro. Barrio Larrea necesita un destacamento para que se pueda seguir viviendo en paz", señaló. A ello se sumó la preocupación de la comunidad educativa frente al inicio de las clases.
En su edición del lunes, el diario La Capital dio cuenta de una situación angustiante para muchos habitantes de ese barrio. Lo que fue un búnker de venta de drogas ubicado en José Ingenieros al 7100 está volviendo a ser habitado y los vecinos están convencidos de que los nuevos moradores son los mismos narcos que habían disparado contra la parroquia y el Colegio Paulo VI, en septiembre pasado.
El silencio impera en la zona de Méjico al 1000 bis y quienes hablaron con este diario suplicaron el anonimato por el miedo a represalias. Ayer se sumaron voces. "Te cuento, pero no me nombres, porque nos conocen las caras y hasta las voces y después viene el vuelto", subrayaron.
"Con los movimientos que vemos volvió el temor en torno al búnker, y después de lo que pasó, dudo de que ahí se pongan a fabricar chupetines", dijo un vecino.
"Acá el problema es que retiraron la custodia de la escuela y la capilla. No nos podemos dar el lujo de perder al cura", agregó la misma fuente barrial, que se sumó a la preocupación por el inminente comienzo de clases en Paulo VI.
"Seguro que vuelven a la actividad, están los parientes de los narcos arreglando el búnker para arrancar otra vez", comentó otra vecina.
"Tenemos la parroquia y la escuela sin custodia, los padres estamos con miedo; no sabemos si mandar los chicos. Parece que no se puede hacer nada. El barrio vive con miedo y el cura está sin protección. Y si se lo llevan a otra iglesia, será peor todavía para nosotros", agregó otro.
La madre de un alumno de la escuela Paulo VI consideró que existe "una total inacción del Ministerio de Seguridad, porque notamos que volvieron los movimientos de motos habituales que siembran angustia. El viernes empezarían las clases y el miedo de los papás a enviar los chicos está presente. No queremos volver a una situación anterior a septiembre", dijo.
"Necesitamos estar tranquilos, que podemos enviar los chicos a la escuela, ahora viene la etapa de adaptación escolar y las mamás vamos a estar afuera un rato en la calle y no sabés quien te cruza. Esta gente fue liberada y regresa al mismo lugar como si nada. Nosotros privados de nuestra libertad, y ellos afuera", sumó otra madre.
"La solución es que derrumben el búnker y establezcan seguridad, para que incluso los docentes puedan trabajar tranquilos", aportó otra.
Palabra del sacerdote
En diálogo con LaCapital, el padre Núñez fue concreto: "De la secretaría de Fiscalía Federal me informaron que habían hecho la apelación a la liberación (los narcos que administraban el búnker de drogas recuperaron la libertad hace algunos días) y que iba a llevar un tiempo reactivar la custodia. En cuanto al inicio de clases, lo vamos a hacer entre todos. Ojalá que los vecinos tomen conciencia de que esto exige el compromiso de todos y el resguardo de niños y jóvenes depende de todos, y no sólo algunos referentes".
El sacerdote destacó el diálogo cercano con el obispo rosarino Eduardo Martin y con sus pares de barrios populares, "con quienes seguimos estando presentes en medio del flagelo de la droga".
En diciembre, Núñez solicitó una audiencia con el ministro Pullaro, agradeció los rondines de las fuerzas federales y recordó que las fiestas del año pasado las celebraron con los vecinos en la calle.
"La familia que dejó libre la Justicia ya está acá, y están acondicionando la casa para venir a vivir, lo vemos todos los vecinos. Queremos que nuestro barrio siga en paz, pero necesitamos una presencia policial contínua por medio de un destacamento policial. Y si no, que al menos pongan un domo", resaltó el cura.
Fuente: La Capital de Rosario.