La madre de la víctima acusó al tío de haber perpetrado la presunta violación.La víctima tiene 13 años y estaría de 11 semanas de gestación.
Hace una semana una niña de 11 años, de la etnia chorote de la comunidad La Merced II de Santa Victoria Este, le contó a su mamá sobre una aberrante violación que sufrió mientras caminaba por las calles del pueblo pidiendo pan. En esa misma localidad salteña, ubicada al noroeste de la región del Bermejo, pero en la comunidad aborigen El Cañaveral, una pequeña de 13 años perteneciente a la etnia wichí también le contó a su progenitora que había sido objeto de al menos un abuso sexual con acceso carnal por parte de su tío. La madre de la víctima se trasladó al hospital local, donde certificó el presunto delito en contra de su pequeña, quien además estaría embarazada de 11 semanas.
Otro violento hecho de abuso sexual infantil en medio de una comunidad indígena salió a la luz o al menos fue alertado inicialmente por una profesional vinculada al hospital local. La profesional señaló que el martes de la semana pasada se presentó en el instituto médico la madre junto a la joven víctima, y manifestó que su hija había sido violada por su tío, identificado con la sigla M. R. -para conservar y proteger la identidad de la menor-.
La señora no supo especificar la fecha en que ocurrió el aberrante episodio, pero sí señaló que su hija había estado viviendo con su hermana durante prácticamente un año. La tía de la menor es esposa del presunto violador, de la etnia wichi, también de la comunidad aborigen El Cañaveral, ubicada a unos 3 kilómetros de Santa Victoria Este. La mujer dejó entrever que su hija podría haber sido abusada sexualmente en varias oportunidades, sin recordar cuándo y dónde podría haber sido la última vez.
La misma doctora sostuvo que le realizó exámenes ginecológicos a la menor de 13 años, análisis de laboratorio y ecografía, y señaló que estaría de 11 semanas de gestación y porta una infección vaginal -gonorrea-. La profesional de la salud agregó que la niña quedó internada en el hospital local y se llevaron a cabo las consultas judiciales pertinentes.
Hace una semana
El lunes en la Sala I del Tribunal de Juicio de Taragal se conoció la dura condena a seis integrantes de la etnia wichí en Alto La Sierra, a quienes encontraron culpables de la violanción en masa de una niña de esa misma etnia, hecho ocurrido el 29 de noviembre de 2015. Además de los seis mayores, condenados a 17 años de prisión, dos menores fueron acusados culpables y quedaron a disposición del Juzgado de Menores. Tras conocerse el ejemplar fallo y en menos de una semana se hicieron público dos casos más del mismo tenor.
El fin de semana pasado, también en Santa Victoria Este, en pleno Chaco salteño, un hombre sufrió un linchamiento por parte de un grupo de aborígenes dispuestos a hacer justicia por mano propia. La furia del grupo de chorotes se desató luego de que una menor de 9 años le contara a su padrastro que había sido violada. La Fiscalía Penal de Violencia Familiar y de Género de Tartagal, imputó a Pedro Pablo Ruiz por los delitos de coacción y abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de la menor.
La creencia cultural y ancestral de naturalizar una violación en el seno mismo de una comunidad indígena se fue cayendo a lo largo de los años. Numerosos casos de pequeñas que habían sido objeto sexual por parte de algún "cacique" u hombre de la comunidad fueron llevados a juicio y el violador resultó condenado.
Uno de los casos paradigmáticos en Salta fue el de una nena de 9 años violada por Fabián Ruiz en la comunidad Lapacho Mocho, en 2005, donde el sujeto, que terminó condenado, primero había sido liberado tras argumentar que ese tipo de relaciones asimétricas eran normales en la cultura wichi, desconociendo de esa forma todos los tratados internacionales.
Fuente: El Tribuno.