Cuando finalmente confesó, se justificó diciendo que el chiquito de 23 meses "no la escuchaba".
Una madre de 24 años fue acusada en Nueva Jersey de asesinar brutalmente a su hijo pequeño, desmembrar su cuerpo, quemarlo y denunciar que había sido secuestrado por un desconocido.
Según un comunicado de prensa del Departamento de Policía de Bridgeton, Nakira M. Griner, había denunciado inicialmente que su hijo de 23 meses, Daniel Griner Jr., había sido secuestrado. Al día siguiente, la policía encontró los restos quemados y desmembrados de Daniel en un bolso y en bolsas de basura enterradas en un cobertizo en la casa de la madre.
La madre intentó engañar a los investigadores diciéndoles que un extraño la había atacado mientras caminaba por Atlantic Street con el nene de 23 meses en un cochecito y su otro hijo atado a su pecho.
Afirmó que el atacante le dio una patada hasta que cayó al suelo y luego continuó dándole patadas en la cabeza y en el lado derecho mientras estaba acostada. Relató que, cuando levantó la vista, el cochecito y Daniel se habían ido.
Al principio, la policía no sospechó de ella, ya que encontraron el cochecito a pocas cuadras de la escena del presunto ataque con solo un par de zapatillas rojas dentro. Pero eso comenzó a cambiar en una serie de entrevistas posteriores que tuvo con los detectives.
Cuando la policía buscó imágenes de vigilancia, su relato de dónde ocurrió el ataque cambió. Como no se pudo encontrar ningún video, accedió a realizar una prueba de polígrafo. Luego, le dijo a los oficiales que había dejado a Daniel vivo en el cochecito en Devonshire Place "porque quería que alguien lo encontrara y lo ayudara porque nadie le creería".
Finalmente Griner confesó haber golpeado al nene tan fuerte que quedó con moretones en la cara y que luego cayó por las escaleras. Cuando los detectives le preguntaron por qué lo había golpeado, ella dijo que era porque él "no comía ni la escuchaba".