Cada vez suena más fuerte la teoría sicario-droga para la Justicia. El escrito será firmado por el querellante, Juan José Saín. Ofrecerá nuevos testigos y va por el regreso de otros que ya declararon.
Seis meses después del asesinato del mecánico Eduardo Móttola, la Fiscalía y la querella trabajan guiándose por la hipótesis de una tragedia ejecutada por un sicario, con el neto sesgo de la droga.
Móttola fue ultimado el 7 de agosto de 2018 en su taller de Pedro León Gallo, entre Santa Rosa y 8 de Octubre, del Bº Libertad.
Aquella noche, un solitario personaje ingresó al comercio y le asestó 5 tiros de 6 gatillados.
El hombre murió a los pocos segundos y su verdugo se retiró caminando, sin ser visto.
Según la fiscal Aída Farrán Serlé, minutos antes Móttola recibió un llamado a su celular.
Luego, les dijo a sus empleados que se fueran a su casa que él cerraría el negocio.
Aunque hoy no hay detenidos, se sabe que Móttola tenía deudas y una puja legal con una ex pareja.
Asimismo, la Fiscalía habría pedido que se perite una camioneta.
La querella
Enfrente, el querellante Juan José Saín ahora solicitaría la exhumación del cuerpo, se supo.
También pediría una pericia balística especial, cuya concreción se produciría en otra provincia, trascendió.
Auque Saín no verbaliza su estrategia, sospecharía que Móttola fue asesinado por un sicario con el oscuro sello de las drogas.
La investigación no desentona con la "retina" de la querella, ya que un barrabrava integraría el pelotón de sospechosos.
Sin perder tiempo, Saín también requeriría a la fiscal que cite de nuevo a varios testigos, aún cuando ya declararon en el 2018.
El aspecto más contundente radica en un nuevo estudio forense al cuerpo.
Saín abogará por la exhumación y una nueva autopsia, se supo.
El querellante entendería que el "cuerpo hablará" y que la tragedia fue resultante de un "encargo".
A tal fin, habría sido materilizada por un sicario, quien vigiló paciente los movimientos de Móttola.
Más escalofriante aún, la investigación arriesga en que antes de gatillar, el asesino confió al mecánico el porqué de su triste adiós.