La Dra. Marta Ovejero, que interviene en la investigación del intento de femicidio contra Luciana Fioretti, reveló detalles de la sangrienta noche en el San Fernando.
La comunidad continúa conmocionada por el violento intento de femicidio que sucedió en la noche del domingo, que terminó con la muerte del autor de los disparos contra Luciana Fioretti, Santiago Sosa.
Mientras la joven madre de 25 años continúa luchando por su vida en el centro de salud Banda, la Justicia comenzó a investigar la historia detrás del horror, y sobre eso dialogó la fiscal Marta Ovejero, a cargo del caso, con Noticiero 7.
“Santiago Sosa era un joven adicto a las drogas desde hace varios años, y fue ese el motivo que desencadenó una serie de problemas por los que ellos se separaron”, afirmó la fiscal, dando detalles de la relación entre ambos.
Según la doctora, la pareja se había separado hace aproximadamente tres meses, luego de siete años de relación, fruto de los cuales tenían dos pequeños hijos de 4 y 6 años de edad. Su problema de adicción transformó a Sosa, al punto de empezar a mostrar indicios de violencia en su entorno familiar.
"Tenía conductas violentas. No hablamos de violencia física porque eso no nos consta, pero sí de conflictos bastantes severos anteriores al hecho con su concubina. Y producto de eso, ella se retira del hogar", puntualizó.
“Tenemos conocimiento sobre serios conflictos anteriores entre ellos, que ocasionaron la separación, pero no tenemos constancia de que ella haya realizado ninguna denuncia; de hecho, la familia indicó que más de una vez la instaron a denunciarlo, pero no lo lograron”, continuó.
Según sostuvo la familia de ambos, el tipo de violencia que ellos veían de Sosa a Lucía era verbal, y no tenían conocimiento de algún episodio de violencia física.
La doctora Ovejero relató que en la noche de Reyes, la pareja había acordado que él, que vivía con su padre en el barrio San Martín, iba a ir a ver a los chicos en la casa de ella, en el barrio San Fernando, lugar donde comenzaron a discutir y él terminó disparandole delante de los hijos.
Luego, Sosa fue hacia su casa y se arrodilló frente a su padre y le contó lo que había hecho. El hombre, según su testimonio, trató de disuadirlo para que no desista de su vida. Luego de quince minutos de diálogo, Sosa se dirigió a su habitación y se disparó.
A pesar de haber recibido cinco disparos, uno de ellos en la cabeza, los médicos no se explican cómo la bala no ingresó en el cráneo, hecho que le habría quitado la vida en segundos. Luciana continúa su lucha.
Santiago Sosa, por su parte, fue trasladado al Centro de Salud con pérdida de masa encefálica y muerte cerebral; e ingresó con muy pocas probabilidades de sobrevivir, para finalmente morir en la mañana de este lunes.