El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, descartó la posibilidad de entrar en un conflicto bélico con Ucrania, país con el que creció la tensión por la detención de 24 marinos.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, descartó la posibilidad de entrar en un conflicto bélico con Ucrania, país con el que creció la tensión por la detención de 24 marinos, aunque advirtió que Moscú responderá "a toda provocación".
"No haremos la guerra a Ucrania, se los prometo", afirmó el canciller en una entrevista con periodistas y lectores del periódico Komsomólskaya Pravda, emitida en directo en su página web.
Lavrov aseguró que Rusia no combate contra "el régimen ucraniano; contra el régimen ucraniano combaten los habitantes rusohablantes de Ucrania", en alusión al conflicto armado en las regiones del este del vecino país.
"Tenemos relaciones con el Estado ucraniano, que para nosotros es más importante que el régimen que detenta el poder", agregó el funcionario para reiterar que no se puede "imaginar que Rusia le declare la guerra a Ucrania".
Aún así, Lavrov advirtió que Rusia responderá con contundencia a toda provocación en la frontera entre ambos países, reportó la agencia de noticias EFE.
"Tenemos información acerca de que en la línea de separación de fuerzas en el este de Ucrania los militares ucranianos han concentrado unos 19.000 hombres y una gran cantidad de armamento pesado, para lo que cuentan con ayuda de instructores estadounidenses y británicos", alertó.
Además, denunció que Rusia cuenta con datos según los cuales "en los diez últimos días de diciembre el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, planea una provocación en la frontera con Rusia, en la frontera con Crimea".
"Recibirá una respuesta que no olvidará. Es nuestro país, son nuestra fronteras", avisó.
Insistió en que la solución al conflicto en el este de Ucrania, que según la ONU se ha cobrado más de 10.000 muertos, pasa por el cumplimiento de los acuerdos de paz de Minsk y el respeto de los derechos e intereses de su población rusohablante.
La tensión entre Moscú y Kiev se intensificó hace un mes cuando Rusia atacó a tres barcos ucranianos y detuvo a la tripulación por considerar que estaban en sus aguas territoriales, junto a la península ucraniana de Crimea, anexionada por Rusia en 2014.
Ucrania, que argumentó que los barcos estaban en aguas internacionales, exigió la liberación de los marineros, pero ante la negativa de Moscú decretó el estado de excepción y calificó las acciones rusas como "criminales, agresivas e imperialistas".