Tras perder ante River, el equipo volvió en horas del medio día y se fue de Ezeiza a Casa Amarilla.
El plantel profesional de Boca Juniors llegó a Buenos Aires luego de haber caído ayer en la final de la Copa Libertadores a manos de su clásico rival, River Plate, por 3-1, en un Superclásico jugado en Madrid.
La delegación "xeneize" aterrizó a las 12.40 en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza a bordo de un vuelo chárter que partió desde Madrid anoche, horas después de haber perdido la final en el estadio Santiago Bernabéu pero recién pasadas las 14 salieron los futbolistas.
La mayoría de los jugadores, acompañados por su familia, prefirieron evitar a la guardia periodística y los pedidos de fotos de los hinchas que estaban en Ezeiza.
Los únicos que apenas esbozaron unas palabras a la prensa fueron el capitán, Pablo Pérez, y el lateral derecho Julio Buffarini.
"No te la puedo explicar", fue la respuesta del rosarino Pérez consultado por la "amargura" que sentía por la derrota en la Superfinal pero luego se excusó y siguió su camino.
Buffarini, en tanto, explicó que tenían la orden de "no hablar" con la prensa y agregó que tampoco tenían precisiones sobre cómo será el retorno al trabajo el año próximo.
El plantel de Boca quedó licenciado hasta el 3 de enero próximo, cuando se reunirá en La Bombonera para iniciar la pretemporada con miras a la reanudación de la Superliga y también a la Copa Libertadores de 2019, para la que está clasificado.
En las próximas horas se definirá el futuro del mellizo Guillermo Barros Schelotto, quien concluirá su contrato el 31 de diciembre y no le será renovado.
Barros Schelotto, ídolo de Boca durante su etapa como jugador, en la que conquistó 16 títulos, regresó al club como director técnico en marzo de 2016 y ganó dos torneos de Primera División, pero no pudo conquistar ninguno a nivel internacional.