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Andrea Rincón: "La gente me decía que no iba a poder ser actriz"

La ganadora de un Martín Fierro Revelación habló de los logros en su carrera.

10/12/2018

Andrea Rincón creció a pasos agigantados, tanto a nivel profesional como personal, desde aquel agosto de 2007 en el que ingresó a la casa de Gran Hermano con apenas 22 años.

La, ahora, consagrada actriz dio una entrevista y habló de su crecimiento.

-¿Y cuáles son esas metas que tenés focalizadas?

-Me considero una persona muy evolutiva. La evolución es algo que me llama todo el tiempo, a nivel profesional y personal. Si hago algo mal, quiero saber por qué. Pido perdón y trato de meterme en lo que pasó, no es que digo ‘bueno, ya pasó, paso de página’. Me quedo ahí, me fijo por qué, y trato de no volver a repetir el error. A nivel profesional todo el tiempo estoy absorbiendo conocimiento de mis compañeros. Los miro, los veo y pregunto. No me siento mal por sentirme inferior, porque ellos tienen más años de trabajo y trayectoria que yo. Entonces se manejan con comodidad y yo tengo más inseguridades. Todos los objetivos que tuve a nivel laboral los fui cumpliendo y mucha gente se me ha reído en la cara. Yo he sido tapa de revistas, hice 9 tapas de revista en un año en semi pelotas y decía ‘voy a ser actriz’ y todos me decían, ‘no vas a poder, esto no lo das vuelta con nada’. Y yo respondía ‘lo voy hacer’. Ojo, tenés que perder para ganar y no fue fácil. Perdés económicamente, desde un montón de puntos de vista, pero lo que gané fue muchísimo porque es lo que yo quiero. Tengo objetivos y siempre los tuve claros.

-¿Tu pasado de mujer fatal y las tapas sexies te pesan?

-El prejuicio más grande lo tuve yo, eso de no dejar de ser un espejo que uno enfrenta. A mí no me pesaría la mirada del otro si tampoco estuviera la mía. Sin dudas, el mayor prejuicio a superar fue el mío. Porque imaginate que yo siempre fui un varoncito a nivel de cómo me vestía. Para mí la imagen no era nada, lo veía como una salida laboral. Yo venía de dormir en una plaza, zafé pudiendo alquilar una pieza en una pensión y, en ese momento, entré en un reality y me salió esa salida para zafar el mango para vivir. Pero realmente me angustiaba muchísimo porque no iba de la mano con lo que yo pensaba, sentía que estaba yendo en contra de mí misma. Realmente fue muy difícil para mí eso, pero el prejuicio mayor fue el mío, tuve que pelear mucho con esto y tratarlo mucho en terapia. Ya pasó y no fue nada indigno: no robé, no maté y no me prostituí. Creo que el día de mañana, cuando las mentes evolucionan, en el verano vamos a estar todos en pelotas y nadie se va a indignar. Nosotros nos escandalizamos, y te vas a Europa y no pasa nada.