A la actriz, que se luce en su rol de Vanesa en Un gallo para Esculapio, le cuesta creer el excelente momento profesional que está atravesando.
No siempre estuvo tan contenta. Será por eso que está muy agradecida. Es que hubo un tiempo en que Andrea Rincón (33) no lo pasó bien. Fueron días en los que sus ojos no brillaban y su sonrisa –si la había– era forzada. Pero los afectos, el trabajo y la terapia la ayudaron a recuperar el brillo en su mirada y su natural sonrisa.
El papel de Vanesa, en Un gallo para Esculapio le dio la posibilidad de lucirse como actriz dramática. Y el rodaje de la miniserie, tanto de la primera como de la segunda temporada, le dejó un sabor dulce, que ella capitalizó en experiencia. “Son los primeros pasitos que estoy dando en la actuación y me siento una bendecida”, le dijo a Paparazzi.
“Tengo suerte de estar acá, de compartir esto y de aprender todos los días. Yo aprendo de mis compañeros”, agregó emocionada. La conmueve la oportunidad que en este caso le dio Sebastián Ortega. “Sebastián es un tipo al que admiro mucho”, dijo. Pero no fue del único del que habló. Además se refirió al capitán del barco, el que se ocupó de comandar la serie, el director Bruno Stagnaro. “Llego al set y aprendo de Bruno y no puedo parar de mirarlo. Y es como decir el tiempo que pueda estar acá tengo que aprender. Para mí no deja de ser una escuela y no puedo creerlo”, lanzó con entusiasmo.
Es que el año pasado Un gallo… cosechó siete estatuillas en la entrega de los Martín Fierro, incluido el de Oro. “Para mí es como tocar el cielo con las manos. Hace muy pocos años que estoy incursionando en la actuación y todo esto de los premios, y es como decir: ‘Estoy por buen camino’, y no dejo de sorprenderme, de agradecer y de aprender de estos grandes maestros”, continuó.
Y pasar largas horas de grabación con frío y lluvia en un abierto lavadero de autos no resultó amable, sin embargo ella tomó aquello como una enseñanza. “Para mí no deja de ser un sueño. Por ahí a veces no siento las manos ni los pies del frío, pero si tengo que elegir estar ahí o en mi cama tapada y tomando un café con leche calentito, prefiero estar ahí, definitivamente”, explicó.
Y en esta gran apuesta, Andrea dejó de lado el costado sexy con el que irrumpió en los medios para explotar como actriz. Aquella bomba sensual le dio paso a la artista que de a poco se va formando. Pero nadie pierde de vista su belleza, claro está. Sin embargo, su corazón está solo. Fue relacionada sentimentalmente con su compañero de elenco Peter Lanzani y con su ex pareja, el productor musical José Palazzo, con quien llegó al cumpleaños de Charly García, pero ella asegura que está sola.
“Lo que siento por Peter es admiración, trabajar con un compañero como él es un honor”, dijo sin vueltas en el programa Por si las moscas. “Con lo único que me reconcilié fue con la vida, con la que estuve peleada mucho tiempo, para tratar de cambiarla y cambiar el mundo que me rodea”, dijo al negar la reconciliación con Palazzo. “No estoy de novia, y el día que lo esté lo van a saber porque yo soy transparente”, finalizó.