Un desafortunado San Bernardo se quedó con una boca llena de púas, después de un encuentro con un puercoespín, y no fue la primera vez.
El enorme perro, llamado Ruckus, aparentemente tiene una historia de intentar hacerse amigo de los puercoespines y lamentablemente no había aprendido de sus errores anteriores.
Ruckus fue llevado de prisa a un refugio de animales en Nueva York por sus dueños, donde los veterinarios tenían que quitarle todas las espinas con forma de anzuelo de su cara.
Por suerte para el cachorro, el equipo veterinario fue capaz de eliminar todas las púas, después de que Ruckus se acercó demasiado y activó la capacidad de los puercoespines para "disparar" sus espinas.
Un portavoz de Lollypop Farm dijo: “Ruckus llegó a Lollypop Farm con la cara llena de púas de puercoespín, y no fue su primera vez. Sus dueños anteriores indicaron que Ruckus tenía una historia desafortunada de perseguir puercoespines. Nuestro equipo veterinario trabajó rápida y cuidadosamente para eliminar las púas de la cara y la boca de Ruckus” indicaron desde el centro veterinario.
“Los puercoespines pueden tener más de 30,000 espinas a su disposición, y los liberarán en el cuerpo de lo que perciben como un posible atacante, incluso si un perro es curioso y no actúa agresivamente” indicaron.
Las púas se separan fácilmente del puercoespín, pero son bastante difíciles de quitar una vez que se han incrustado en otro animal como un perro.
Contrariamente a la creencia popular, los puercoespines no pueden realmente "disparar" sus púas, pero un simple golpe de su cola a un perro que se ha acercado demasiado es suficiente para liberarlos.
Las puntas de las púas de puercoespín que perforan la piel en realidad tienen la forma de un pequeño anzuelo y pueden ser muy difíciles de quitar.
"Por suerte para Ruckus, nuestro equipo pudo quitar todas las espinas de manera segura, y este gran cachorro se sentía mejor en poco tiempo" concluyeron.