El deseo de muchas mamás luego de una cesárea es experimentar un parto vaginal. Dos especialistas nos ayudan a comprender riesgos y alternativas.
Durante el siglo pasado circularon muchos mitos en derredor de los partos por cesárea (y algunos se mantienen). Uno de ellos era que en el embarazo que seguía a una cesárea era sí o sí cesárea. Los estudios que se realizaron, sin embargo, demostraron otra cosa. Muchas mujeres podían intentar de forma segura un trabajo de parto vaginal con éxito.
Además, muchas mujeres lo desean de manera muy fuerte. Luego de pasar por un posparto agotador o difícil, quisieran intentar otra manera con el segundo o tercer bebé. Son extensamente conocidos los beneficios del parto vaginal: menos estadía en el hospital y recuperación más rápida; menor tasa de complicaciones relacionadas al parto por cesárea (infecciones de herida quirúrgica, sangrados, lesión de órganos vecinos); menor tasa de problemas respiratorios neonatales, son algunos de ellos.
Según un informe sobre el tema elaborado por María del Carmen Junes, obstetra de Fundación Hospitalaria, "el útero, luego de una cesárea, debe realizar un proceso de cicatrización que se desarrolla en el área de la herida quirúrgica, junto con el proceso de involución uterina, dicho proceso es complejo y depende de varios factores como la capacidad individual de cicatrización, el estado de salud de la gestante, factores locales independientes del acto quirúrgico, otros dependientes del mismo y factores post-operatorios. Luego de un período de más o menos 6 semanas (como consecuencia del proceso de cicatrización) la herida en general reduce sus dimensiones de 10 cm a 2 cm aproximadamente".
La profesional asegura que existe mayor riesgo de rotura uterina durante el parto si tiene lugar antes de los 18 meses de la cesárea anterior (el riesgo aumenta 2 a 3 veces), porque no se ha dado tiempo suficiente a la cicatricatrización.
La doctora Fernanda Lage, médica del servicio de Obstetricia del Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó a Entremujeres que entre los riesgos de encarar un parto natural luego de una cesárea existe la temida posibilidad de "rotura del útero en la zona de la cicatriz previa, que resulta en un parto por cesárea de emergencia. Este riesgo puede estar relacionado en parte con el tipo de incisión uterina realizada durante el primer parto por cesárea. Una incisión uterina transversal previa tiene el riesgo más bajo de rotura (riesgo de 0.2 a 1.5 por ciento). Las incisiones uterinas verticales o en forma de T tienen un mayor riesgo de rotura uterina (riesgo de 4 a 9 por ciento). Es importante recordar que la dirección de la incisión en la piel no indica el tipo o la dirección de la incisión uterina; una mujer con una incisión en la piel (bikini) transversal puede tener una incisión uterina vertical".
Para Junes, se puede intentar un parto vaginal luego de una cesárea si:
* La incisión uterina es baja y transversal (llamada segmentaria);
* Si el período entre los dos partos es mayor a 18 meses. (Aumenta la probabilidad de éxito si la gestante tiene antecedente de un parto vaginal previo).
* Si la cesárea anterior fue intraparto, es decir si tuvo trabajo de parto.
* Si la cesárea anterior no fue por un parto lento, doloroso y difícil.
"No es recomendable intentar el parto vaginal luego de más de una cesárea previa. Hay casos particulares, pero en términos generales el riesgo de ruptura uterina se incrementa con el número de cesárea previas. Tampoco son candidatas a intentar el parto aquellas mujeres que no inician espontáneamente el trabajo de parto y requieren inducción", asegura Lage.
Ambas profesionales hacen énfasis en que es importante que la mujer que vaya a intentar un parto natural luego de cesárea, entienda que el trabajo de parto deberá ser controlado por profesionales, en un contexto institucional capaz de realizar una cesárea de emergencia con disponibilidad de quirófano, anestesia y obstetra o cirujano en cualquier momento del trabajo de parto. La tasa de éxito generalmente ronda el 50% y puede aumentar considerablemente con un antecedente de parto vaginal previo.