El hecho se registró en Tucumán. Los delincuentes son buscados por la policía.
En la madrugada del domingo último, tres motochorros ingresaron a una sucursal de una cadena de farmacias de 24 de Septiembre al 600 y se apoderaron de alrededor de $ 100.000. Los asaltantes, que cubrían sus rostros con gorras y pañuelos, llevaban armas de fuego.
Se alzaron con el dinero de la recaudación después de reducir a un custodio y a los cajeros. Obligaron a tirarse al piso al personal y a los clientes que se encontraban en ese momento en el local esperando para ser atendidos.
Ocurrió cerca de las 4.30. Lo primero que hicieron los asaltantes fue encañonar al guardia José Félix Cisneros, de 49 años. Luego, lo llevaron hasta el fondo del negocio. Allí redujeron al cajero Ismael Nahed, de 26 años. Bajo amenazas de muerte, lo obligaron a entregarle el dinero, alrededor de $ 68.000, según consta en la denuncia radicada en la comisaría 1.
Nahed fue despojado también de su celular. Después, los asaltantes obligaron a otro empleado, José Concha, a que les diera unos $ 25.000 que había en una caja de metal, que estaba en un cajón del mostrador. Concha estaba en la parte de atrás del negocio cuando llegaron los asaltantes.
En sede policial, declaró que observó por las cámaras cuando los ladrones ingresaban, pero que no tuvo tiempo de reaccionar porque uno de ellos lo redujo en ese momento. Una vez que se apoderaron del botín, obligaron a todos a tirarse al piso mientras escapaban.
Una vez obtenido el botín, escaparon por 24 de Septiembre, hacia el este. Entonces, los empleados llamaron al 911. “El robo duró pocos minutos. Aparentemente andaban en dos motos. Eran jóvenes, de unos 20 años, según dijeron las víctimas”, señaló una fuente policial.
El robo fue registrado por las cámaras de seguridad del establecimiento. Las imágenes son analizadas por los investigadores. La cadena de farmacias atiende las 24 horas. Por eso, cuando llegaron los ladrones, las puertas estaban abiertas.
Por el robo, los responsables del establecimiento no descartan comenzar a atender por la noche con las puertas cerradas, como medida de seguridad, según trascendió.
“Fue todo muy rápido, el personal no tuvo tiempo ni de accionar los botones antipánico. Al custodio lo sorprendieron desde atrás y al cajero lo encañonaron cuando se había agachado. No actuaron con violencia física, pero sí verbal”, señaló un investigador.
Fuente: La Gaceta.