También denominados orgasmos alternativos no se producen por contacto genital o físico de ningún tipo.
¿Y la diversión? Se sabe perfectamente que el punto máximo de una relación sexual, el momento cúlmine, es cuando se logra alcanzar el orgasmo. Se trata, en definitiva, para la gran mayoría de los mortales al menos, del máximo (aunque efímero) placer que podemos experimentar. Pero mientras que para los gran mayoría ese placer sublime engloba todo el acto sexual (que incluye el jugueteo previo y demás), existen otras personas que pueden suprimir de “toda estimulación externa” (incluyendo a la pareja) para conseguir el mismo goce, al menos eso es lo que dicen.
Se trata de hombres y mujeres que utilizan una técnica de autoestimulación que les permite practicar sexo mental, también conocido como neurosexo o sexo minimalistas, y así llegar a los denominados orgasmos mentales sin contacto genital o físico de ningún tipo.
La técnica fue desarrollada en la década del '80 -cuando la aparición del Sida obligó a las personas a buscar formas seguras de placer sexual- por la coach sexual, autora del libro Ectasy is Necessary: A Practical Guide, Barbara Carrellas. Su técnica se centra en lo que ella denomina respiración y energía orgásmica. Los ejercicios se realizan vestidos y carecen de estimulación genital directa, por lo que los usuarios que acuden a sus talleres no tienen que preocuparse por desnudarse ante los demás ni sentirse violentos por la idea de realizar tocamientos.
“Dejemos de llamar al orgasmo algo que ocurre solo cuando estimulamos los órganos sexuales”, es la máxima de Carrellas, que asegura que el punto culminante es idéntico a un orgasmo genital: descarga explosiva de placer, espasmos genitales que duran entre 10 y 40 segundos, aumento de la presión sanguínea, aceleración del corazón, dilatación de las pupilas, eyaculación masculina, lubricación femenina, etc. La misma escalada del placer y la misma intensidad.
La corriente Think off
En Nueva York, esta corriente recibe el nombre de think off. Carrellas hace que cada persona que participa en sus talleres visualice una escena erótica y concentre su pensamiento en ella. Mientras sus mentes entran en pormenores y empiezan a explayarse, la terapeuta las ayuda a respirar. El sexo acaba siendo un cóctel sutil de imaginación y respiración, hasta que estalla en orgasmo.
No deja que intervengan las manos, ni los juguetes sexuales, ni la pareja. El cerebro vive en solitario su particular disfrute, pero el bucle de gozo se expande por todo el cuerpo. No obstante, hace que, una vez aprendida la técnica, la posibilidad de generarse uno mismo orgasmos a través del pensamiento se convierta en un complemento muy eficaz en el sexo compartido.
Según el neuropsicólogo Barry Komisaruk, de la Universidad de Rutgers, en EEUU, no encierran tanto misterio después de comprobar en una de sus investigaciones que un orgasmo supone para el cerebro un entrenamiento mucho más efectivo que un crucigrama o un sudoku. “La sensación del clímax emana y propaga actividad a través de todo el órgano, aportándole nutrientes y oxigenación, mientras que un rompecabezas activa solo ciertas regiones del cerebro”.
El cerebro recrea gozos
“Basta con recordar un hecho erótico o pensar en una fantasía sexual para activar en nuestro cuerpo la fase de excitación y, con ella, la respuesta fisiológica genital”, le explica al diario El País de Expaña, la doctora Francisca Molero, directora del Institut Clínic de Sexologia de Barcelona.
“En primer lugar, habrá que darse permiso para disfrutar. Aunque parece obvio, sigue habiendo creencias erróneas y sentimientos de culpabilidad que bloquean ese deseo. A continuación, cada uno tendrá que valorar la importancia de la actividad sexual en su vida o en la vida en pareja. Si el criterio es alto, habremos avanzado un paso más para saltar al siguiente, que es pensar en sexo de manera positiva, nunca como un problema o como una expectativa difícil de cumplir”, agrega Molero.
Llegados a este punto, el orgasmo mental necesita dedicación, pensamientos eróticos y elaboración de fantasías. Es el paso decisivo y definitivo para avivar el deseo y lograr ese momento culmen de placer. Excepto en sueños, nunca ocurre de modo espontáneo. En realidad, este debería ser siempre, según indica Molero, el entrenamiento previo que da paso a cualquier actividad sexual. “Porque es así como se activa la libido. Y una vez que tenemos deseo sexual, se desencadena el orgasmo”.
De hecho, los orgasmos mentales están empezando a formar parte de la terapia en muchas consultas de sexología. Para las personas que sufren lesiones medulares y no tienen sensibilidad, se han convertido en una opción que les permite no renunciar a su sexualidad.
Las fantasías y la visualización de una actividad sexual satisfactoria son también técnicas que se emplean precisamente en el tratamiento de muchas disfunciones, si bien, como observa la doctora en su clínica, un individuo con disfunción sexual raramente es capaz de imaginarse con detalle una actividad sexual estupenda que haya vivido o presenciado a través de una película o en la vida real.
Pero no se trata de aprender a tener orgasmos mentales. “Lo que de verdad enriquece nuestra sexualidad es conocer nuestra respuesta erótica, nuestro cuerpo y nuestras fantasías, y permitirnos explorar.. Es una idea que responde a la integración del cuerpo con la mente. Por algo somos seres integrales”.
Y así deben tomarse, según explica Molero, los orgasmos mentales. “Como una excusa para experimentar y conectar el cuerpo con el pensamiento, desinhibiéndonos, y como una oportunidad para reabrir un diálogo con nuestra sexualidad, usando el potencial del cerebro para percibir y disfrutar”.
El placer bien vale un esfuerzo
Los hombres necesitan un aporte mayor de estímulos para alcanzar el orgasmo sin ayuda genital
Mujeres
- Las mujeres con pensamientos eróticos más frecuentes tienen más facilidad para un orgasmo mental.
- El aprendizaje de esta habilidad ayuda a poner fin a la anorgasmia, puesto que enseñamos a la mente a dejarse llevar por el deseo de placer.
- Su principal bloqueo para disfrutar de un orgasmo mental es esa reticencia a imaginar eróticamente.
- Algunas mujeres pueden experimentar el máximo placer solo con la mirada si se les ponen enfrente escenas de alto contenido erótico.
Hombres
-Para el hombre es más complicado lograr un orgasmo sin contacto de ningún tipo con sus genitales.
-Necesitan un esfuerzo mental extraordinario y una gran excitación para llegar así al clímax.
-Su mayor obstáculo es la experiencia en sexo rápido y en silencio con que inician normalmente su vida sexual.
- Resulta un aprendizaje muy útil en algunas disfunciones, como eyaculación precoz, próstatas congestionadas y problemas nerviosos que entorpecen su vida sexual.