Fue mencionado por algunos empresarios como el receptor de los bolsos con coimas en pesos que se le pagaban a ex funcionarios del gobierno kirchnerista.
El financista Ernesto Clarens firmó un acuerdo –aún debe ser homologado– y se sumó a la lista de arrepentidos. Ofreció colaborar con la investigación y pasado el mediodía continuaba declarando en los tribunales federales de Comodoro Py, en el caso iniciado a partir de las revelaciones de Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta.
Clarens fue mencionado por algunos empresarios como el receptor de los bolsos con coimas en pesos que se les pagaban a ex funcionarios del gobierno kirchnerista.
El empresario llegó muy temprano este viernes a Comodoro Py. Sus pasos fueron tan sigilosos que logró pasar inadvertido para la guardia permanente de fotógrafos y camarógrafos que están en el edificio judicial desde que estalló el escándalo de corrupción.
Su primer acto procesal fue designar abogado defensor. Luego firmó el acuerdo para colaborar con la Justicia. Ahora es indagado por el juez del caso, Claudio Bonadio.
No es el primer caso judicial que salpica a este empresario. De hecho, Clarens es considerado por la Justicia como una pieza clave dentro del sistema de lavado de dinero que tuvo como cara visible al empresario santacruceño Lázaro Báez.
Imputado en la causa que investiga la fuga de miles de millones de pesos destinados a la obra pública mediante empresas del constructor patagónico, a Clarens le adjudican ser el cerebro detrás de la construcción del entramado ilegal que era utilizado para blanquear los billetes.
Durante el esplendor del kirchnerismo estuvo estrechamente vinculado al ex presidente Néstor Kirchner. Tal es así, que en la City decían irónicamente que el nombre de su financiera, Invernes, respondía a "Inversiones Néstor".
Durante su declaración en la causa donde se investiga la ruta del dinero K, Leonardo Fariña aseguró que a través de su financiera Clarens obtuvo contratos con la provincia de Santa Cruz cuando Néstor Kirchner era gobernador.
"Clarens se dedicaba a transformar los recursos de la obra pública en pesos, euros y dólares, que luego eran girados al exterior", sostuvo Fariña ante la Justicia cuando pidió formar parte del programa de protección de testigos y brindó detalles del entramado de corrupción del que participó.
Clarens conoció en los años ochenta a Lázaro Báez, cuando el empresario era todavía gerente del Banco Santa Cruz. Se convirtió en un hombre muy cercano a Báez, en un consejero. Esa relación lo llevó a entablar un contacto con Kirchner, cuando era mandatario de la provincia del sur.
En sus inicios dentro del mundo financiero fundó Credisol, una financiera que consiguió transformarse en la única firma autorizada para la entrega de créditos a empleados públicos de la provincia de Santa Cruz.
Credisol compró como "gasto forzado" habitaciones del hotel Alto Calafate, propiedad de los Kirchner, gerenciado por las empresas de Báez. Habitaciones que nunca se utilizaron. La relación con el ex presidente se mantuvo en el tiempo y fue determinante para el progreso del financista. También es dueño de Procredit, Pampa Sports y Patagonia Financial Services.
Clarens supo cultivar su relación con el poder, fundamental para avanzar en el mundo de los negocios. Formó Excel Servicios Aéreos, una empresa que gerencia y dispone de los aviones de varios empresarios.
Además, extendió sus inversiones en el exterior. Junto a sus hijas montó Manfes International, LLC, y Pampa Realty Investments LLC en Miami.