Un preso inmovilizado y 10 guardias alrededor. Lo golpean. La idea no es matarlo, sino que sienta dolor parado o sentado. Imágenes sensibles.
Lo tienen sujetado contra una mesa. Avanzan con paciencia, no es ningún rapto de ira. Una decena de oficiales de la prisión de Yaroslavl, en la región rusa del Volga, se turna para golpear a Yevgeny Makarov, un preso que sufre durante al menos 10 minutos la metódica tortura de los guardias. El reo denunció el caso, pero no fue escuchado. Solo la difusión del video permitió acusar a los involucrados y desatar una ola de reclamos a un año de la golpiza.
Cuando Makarov vio que una carta de su madre había sido pisada por uno de los uniformados, reaccionó con un insulto. "Esto lo pagarás", le respondieron. Y cumplieron con ferocidad.
El preso está inmovilizado en una mesa y sufre incontables golpes en los pies, los brazos y las nalgas. Queda claro que el objetivo no es herirlo: es causarle un dolor que le dure semanas, en las que no puede estar de pie ni sentado.
Es tanta la paliza que algunos guardias se ven agitados, cansados de propinar tantos golpes y sin escuchar los pedidos de clemencia de la víctima.
Es común que las organizaciones civiles del país denuncien torturas y humillaciones en los penales, pero también es habitual que no se tomen medidas al respecto.
Sin embargo, el video y el escándalo en redes sociales puso contra las cuerdas a los investigadores, que detuvieron a seis oficiales, tres de los cuales se declararon culpables la semana pasada. Además, otros 17 empleados fueron suspendidos.
"El grupo actuó deliberadamente, en claro exceso de sus facultades y usaron la violencia contra un prisionero", resumieron los investigadores. Makarov quedó con las piernas severamente inflamadas y con algunas infecciones por los cortes sufridos, según denunció su abogado. Además, perdió la conciencia más de una vez.
El video fue captado con una cámara que los guardias están obligados a usar, pero recién un año después de la tortura se difundió por el periódico Novaya Gazeta.
Incluso, la violencia continúa: la abogada Irina Biryukova, que consiguió el video, indicó que debió salir del país tras recibir amenazas por parte de guardias de cárceles que no se identificaron.
Tatyana, madre de Makarov, indicó que no pudo terminar de ver las imágenes por el dolor que le causaban y no ha podido dormir bien desde entonces. "Siempre estoy llorando, cuando me acuesto veo los rostros de esos guardias y escucho los quejidos de mi hijo por los golpes", declaró a la BBC.
Por su parte, la organización Amnistía Internacional reclamó a las autoridades que actúen "inmediatamente" para proteger a la abogada, así como exigió avances en la investigación principal. "Ante la ausencia de un mecanismo nacional para prevenir la tortura, el caso criminal contra los torturadores de Makarov sería una excepción a la regla", denunciaron.