Sensual por donde se quiera, la bomba está dedicada a la vida comercial y a terminar la facultad. En pocos meses tendrá el título de licenciada en psicología. Solita, atendió a Lisandro Magallán, ex que compartió con Sol Pérez.
Morocha sin desperdicios, Pamela Sosa hoy sólo “coquetea” con el espectáculo. Está dedicada a su showroom de indumentaria y a recibirse de psicóloga, marcada por una dura historia familiar. “Estoy dedicada a mi showroom en Palermo. En realidad, lo tengo hace bastante pero, en determinado momento, lo cerré hasta que lo reabrí. Me encargo de todo… ¡hasta de atender! A las clientas les aconsejo qué se pueden poner, les doy tips y consejitos. Y, respecto del espectáculo, en los veranos sí me voy a hacer teatro, pero durante el año no puedo. El local me consume mucho tiempo y ya estoy terminando mi carrera de psicología, haciendo la pasantía con pacientes en una clínica, en las últimas etapas. La facultad y el local se llevan todo mi tiempo. Incluso, hago muy pocas producciones de las cosas que me van llamando, pero nada más. Las tres cosas que hago me apasionan y trato de repartirme como pueda. ¡Ni tiempo para novios me queda! El local está progresando muchísimo y estoy muy contenta con mi marca, Femme Ideale by Pamela Sosa. La próxima semana sumo una línea de zapatos porque la idea es que la mujer venga a mi espacio y tenga todo en un solo lugar, hasta accesorios. Tengo un contador que me lleva adelante la parte de números porque, claramente, eso no es lo mío. En el verano, cuando me fui a hacer temporada, tuve empleados que atendían, pero no es lo mismo. Si yo estoy al frente día a día cambia muchísimo. Y está la propuesta para irme a hacer algunas cositas afuera, pero eso ya va a ser más adelante, que estaré viajando a fin de año”.
–¿Por qué estudiaste psicología?
–De chica me gustaba por diferentes situaciones difíciles que pasé en mi casa. Fui muy introspectiva, y cuando tuve mi primera materia de psicología en el secundario me di cuenta de que era lo que más me gustaba. Terminé el secundario y estudié hasta cuarto año psicología en Misiones, me vine para acá, pero por cuestiones laborales, que me fui a vivir a Chile y Miami, fui haciendo pocas materias. Y ahora sí estoy totalmente compenetrada con la carrera para terminarla. En la facultad me preguntan cosas del medio, pero mis compañeros de estudio y en las pasantías siempre fueron súper respetuosos. Me interesa orientarme a los adolescentes, querría trabajar en adicciones, que es un tema bastante difícil. Tengo dos hermanos con esquizofrenia que han pasado por grados de adicción. Tal vez por eso estoy más sensible con ese tema. Fue complicado porque las clínicas privadas son muy costosas. Hoy, uno está mucho mejor, hizo un buen tratamiento, pudo salir y está con su pareja y trabajando.
–¿Y el otro?
–Del otro lamentablemente no puedo decir lo mismo. En la clínica donde hice la pasantía, un tratamiento vale, aproximadamente, ochenta mil pesos, y los medicamentos veinte mil más. Hoy si te enfermás y no tenés dinero, te deteriorás. Y terminás en un hospital público, como el Borda, donde terminás en una cronicidad seguro.
–Sol Pérez contó que le molestó la actitud de Lisandro Magallán, que, supuestamente, contó intimidades de ellos en los vestuarios de Boca. Vos también saliste con él, ¿cómo fue tu experiencia?
–Estuve con él en 2014, después de que me separé de Aníbal Lotocki. El me contactó por Twitter en ese momento y comenzamos a conocernos. Estaba todo re bien hasta que una conocida mía que salía con un chico de Boca se enteró de que yo estaba con Magallán por los comentarios que escuchaba su pareja en el vestuario. Yo no lo contaba, no quería que se supiera porque hacía poco que me había separado y porque no estábamos saliendo, no había mucho para contar. Me enojé y decidí separarme por el mismo motivo que Sol. Evidentemente era una persona que comentaba cosas íntimas, y no me parecía.
–Dijiste que estás sola, ¿ni siquiera un amigovio hay por ahí?
–Estoy sola hace poco… Con Pipo Muñoz, mi ex pareja, intentamos reconstruir la relación. El fue a verme en el verano a Carlos Paz, pero terminamos el Día del Padre. No quiero saber nada de hombres, por el momento. Necesito estar un poco sola. Estuve ocho años con Aníbal, tres con Pipo, y ahora me va a venir bien estar un poco sola.