La buena postura no sólo aplica de día sino también durante el descanso nocturno; Las posiciones que adoptemos tendrán consecuencias tanto en las funciones vitales como también en el bienestar muscular.
El pasado 28 de junio en el partido Brasil-Serbia del Mundial (2 a 0 para el hermano latinoamericano), el jugador brasileño Marcelo tuvo un espasmo en la columna , algo así como un calambre. Lo curioso del asunto que nos atañe no es la lesión en sí, sino el motivo que el médico de la selección, Rodrigo Lasmar, dio para explicarla. Lasmar dijo que probablemente el colchón utilizado en el hotel donde se hospedaban fuera el causante del problema en la columna. Sí, así como lo leen, el colchón.
Aunque desconocemos la evolución de Marcelo, el tema nos resulta un buen ejemplo para entender la importancia del tanto del buen descanso como de las variables que lo rodean. El colchón es uno de los elementos clave para dormir junto también con la postura y la almohada, además de una relajación que nos permita un descanso profundo y reparador.
La postura
Acá no se puede generalizar, pero los especialistas aseguran que boca arriba o decúbito supino para hablar con propiedad es la mejor opción, al menos, para empezar con la rutina del sueño, al margen de que después en la inconciencia del dormir terminemos desparramados de cualquier manera sobre el colchón.
"Hay otras posiciones menos recomendables que desde lo anatómico no producen ningún beneficio. La peor de todas es dormir boca abajo -decúbito prono- apoyados sobre el lado del estómago. Esto genera dolores lumbares porque todo lo que comprime al sistema digestivo repercute en la zona lumbar que es donde se apoya. Y teniendo en cuenta que nos vamos a dormir después de comer comprimirlo no es una buena idea", señala el osteópata Marcos Parabué. A quienes insistan con esta postura, les conviene evitar la almohada porque ya todo está demasiado trastocado como para agregar una variable nueva de posible dolor.
De acuerdo con la masoterapeuta Marisa Pejla -que coincide con que la mejor postura es boca arriba aunque luego estimule los ronquidos-, lo más importante es estar relajados no importa en qué posición: "hay que irse a dormir con buenos pensamientos. Lo contrario nos predispone a una alerta y a un estrés". Para lograr una buena relajación, Pejla sugiere hacer tres inspiraciones profundas primero y después ir recorriendo todo el cuerpo con la mente de manera consciente desde los dedos de los pies hasta la cabeza. "La idea es sentir los músculos e ir soltándolos para que el cuerpo se hunda como si estuviera sobre la arena", agrega.
Los de la banda del costado pertenecen al grupo de la segunda mejor postura para dormir. Sin embargo, esta posición requiere de ciertos cuidados: "tipo posición fetal, decúbito lateral pero siempre sobre el lado izquierdo para que el estómago quede apoyado en la cama junto con una almohada que permita mantener la alineación natural entre la columna cervical y el resto", asegura Parabué.
Dormir boca arriba y relajados parecería ser el combo ideal Dormir boca arriba y relajados parecería ser el combo ideal Crédito: Shutterstock
El colchón
No queremos que nos pase lo mismo que al pobre futbolista Marcelo. Si bien nosotros no somos deportistas de alto rendimiento, también necesitamos de un buen colchón que cuide de nuestros sueños y nos ofrezca un buen despertar.
"El colchón es uno de los factores físicos concretos para dormir bien o mal. Se recomienda que sea semi-rígido o rígido y de alta densidad que, además, son los que más duran. Cada ocho años aproximadamente habría que cambiarlo y siempre haber hecho las rotaciones para que se ablande de manera uniforme", apunta el osteópata.
La almohada
Para los fans de dormir con quinientas almohadas lamentamos informarles que, aunque no se trate de una ley vinculante, la postura más amable para descansar es sin almohada o con una muy baja de manera que la cabeza siempre esté alineada con el cuello y la espalda. "Una almohada alta produce una rectificación y un dolor cervical seguro", explica Pejla. Parabué recomienda las almohadas de pluma que se hunden hasta el fondo cuando apoyamos la cabeza o, en todo caso, cualquiera de las que se pueden comprar hasta en un supermercado.
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