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Oficial de alto cargo fue capturado 35 años después de desertar

De película. Era el hombre más buscado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Había desaparecido con información ultra secreta.

11/06/2018

Oficiales de seguridad golpearon la puerta de su casa de California. "¿Es usted Barry O'Beirne? Queda detenido". El hombre que miró resignado a quienes llamaron a su vivienda sabía que nadie creía que ese fuera su verdadero nombre. Y que la verdadera historia estaría por revelarse.

Tras esa identidad se ocultaba la realidad sobre quién era. Se trataba de William Howard Hughes. Y durante 35 años supo que alguna vez esa escena podría producirse.

Cuando el 17 de julio de 1983 Hughes decidió desertar, telefoneó a sus padres. Les contó que debía volar a los Países Bajos para una misión. El capitán de la Fuerza Aérea norteamericana había sido asignado para ayudar a la OTAN en sus sistemas de vigilancia aérea, materia de la que era experto.

La misión era ultra secreta y el capitán de 33 años contaba con información super confidencial. Regresaría a su país el 1 de agosto de aquel año.

Pero cuando regresó de Europa, fue el último día en que alguien lo vio. Y a partir de entonces se convirtió en el hombre más buscado por aquella institución de los Estados Unidos.

Hughes estaba asignado al Centro de Evaluación y Prueba Operacional de la Fuerza Aérea, en Kirtland donde sus funciones incluían la planificación y análisis clasificados de los sistemas de comando, control y vigilancia de comunicaciones de la OTAN.

Cuando no se reportó en su base de Kirtland a la vuelta de la misión en los Países Bajos, las autoridades comenzaron a buscarlo. Hallaron su automóvil en el aeropuerto de Albuquerque. Requisaron su vivienda, pero no encontraron nada extraño. Ni fuera de lugar. Incluso, había dejado una lista con libros que pretendía leer cuando regresara.

La investigación continuó y descubrieron que en los días previos a su programado viaje, Hughes había sacado de diferentes sucursales bancarias 28 mil dólares. En la Fuerza Aérea comenzaron a sospechar lo peor: era un agente reclutado por la Unión Soviética y que se había fugado con información ultra secreta.

Su familia, defendiéndolo, insistía en otra posibilidad: había sido secuestrado. Sin embargo, el 9 de diciembre de 1983 la Fuerza Aérea lo declaró formalmente desertor.

Y las historias y teorías conspirativas no tardaron en tenerlo como protagonista estelar. Incluso, las más trágicas. Una serie de catástrofes de la NASA, como el accidente del transbordador Challenger, en 1986, por ejemplo, ocuparon espacios incalculables diciendo que había sido parte de un sabotaje de la Unión Soviética. Y que en tal sentido, habían podido hacerlo gracias al aporte de un desertor: Hughes.

Cuando llamaron en su vivienda californiana, los oficiales no buscaban al desertor, sino a un sospechoso por falsificación de pasaportes. El 5 de junio el Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado entrevistó a un individuo que afirmaba ser Barry O'Beirne. Pero ante las inconsistencias de su declaración, finalmente confesó: "Mi verdadero nombre es William Howard Hughes Jr. y deserté de la Fuerza Aérea en 1983".

La historia sobre un posible agente de inteligencia que había decidido trabajar para el otro bando en plena Guerra Fría fue expuesta en los diarios Los Angeles Times y The New York Times en 1986. Según una fuente del mundo del espionaje, no estaba claro si Hughes había desertado por su cuenta o si había sido secuestrado por los soviéticos.

"Vale su peso en oro para los rusos en términos de la futura Guerra de las Galaxias", comentó la fuente al periódico neoyorquino. Tal era el potencial intelectual y de sabiduría del capitán de la Fuerza Aérea.

De acuerdo a la Oficina de Investigaciones Especiales de aquella arma, durante su declaración, Hughes contó por qué decidió abandonarlos. Estaba deprimido y esa fue la única manera que encontró de dejar la fuerza. Por tal motivo decidió inventar una identidad ficticia, mudarse a California y no regresar nunca más.

Hasta el momento, la Fuerza Aérea dijo no tener evidencias respecto a si Hughes había filtrado al enemigo información confidencial. Lo hizo por medio de su vocera, Linda Card. "Hasta que no tengamos la historia completa, no tenemos esa historia", dijo al diario Albuquerque Journal.

Ahora, el oficial enfrenta cargos que lo podrían confinar a cinco años de prisión. Lo hace en la Base Travis de la Fuerza Aérea en Fairfield.