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País

La cruda versión de la familia de Pérez Volpin sobre lo que pasó en el quirófano

Aparece en un documento en el que sus abogados solicitan que se indague a la anestesista y al endoscopista, a quienes acusan de homicidio culposo.

19/05/2018

Mediante un escrito, los abogados de la familia de Débora Pérez Volpin pidieron ante la Justicia que se cite a declaración indagatoria a Nélida Inés Puente y a Diego Ariel Bialolenker, la anestesista y el médico endoscopista que actuaron en la endoscopia digestiva en la que murió la legisladora porteña el 6 de febrero de este año. En el documento, los letrados Diego Pirota y Deborah Lichtmann acusan a los dos profesionales de homicidio culposo y exponen una clara y cruda descripción de cómo, según la querella, sucedieron los hechos en la sala número 6 de la zona de quirófanos del Sanatorio de La Trinidad de Palermo.

Señala el texto que con su accionar, Bialolenker provocó una perforación en el esófago de Pérez Volpin. "Lisa y llanamente la perforó, y el aire que se le insuflara comenzó a expandirse por diversos órganos hasta provocar el colapso e insuficiencia de los mismos", puede leerse en la presentación.

Sigue el relato de la querella: "Aquella situación no fue advertida por el médico endoscopista, que continuó con el estudio hasta que, en algún momento --muy tardío por cierto--, la médica Nélida Inés Puente, anestesista, advirtió una desaturación (falta de oxígeno) en la paciente".

"No puede soslayarse --dicen los abogados de la familia Pérez Volpin-- que existían varias alternativas para solucionar aquella perforación, al menos para evitar una catástrofe como la sucedida. Entre ellas, una era terminar el procedimiento de inmediato y enviar a la paciente a terapia intensiva". En cambio, ante el déficit de oxígeno de la periodista, la anestesista Puente indicó a Bialolenker que finalizara el estudio, momento a partir del cual "ambos no supieron lo que debía hacerse... Nunca supieron cómo revertir aquel cuadro", aseveran los querellantes.

A la vez, en uno de los tramos más desgarradores de su relato, Pirota y Lichtmann aseguran que recién cuando encendieron la luz del quirófano los profesionales notaron que Pérez Volpin presentaba hinchazón en su rostro y en otras partes del cuerpo. "Rostro y cuerpo que todos los testigos presenciales indicaron como 'irreconocible, hinchado, edematizado, deformado y cianótico'", afirma el escrito.

Seguidamente, el pedido de indagatoria es lapidario con la anestesista: "Puente --dice--, encontrándose ante una evidente perforación, no tuvo mejor idea que insuflarle más aire a una paciente que se encontraba en crisis cardiorrespiratoria con motivo del aire ya insuflado por el endoscopista Bialolenker (...), generando una mayor acumulación de aire en el tubo digestivo, que contribuyó a la generación de las lesiones de estómago, así como al neumoperitoneo, y acrecentó el enfisema subcutáneo".

Para ser más claros --sigue el documento-- Puente, con sus tantos años de experiencia como anestesióloga, no sólo no supo cómo manejar una perforación endoscópica ni una situación de emergencia, sino que empeoró las cosas, "conduciendo a la paciente de manera directa a la muerte".

El texto agrega que todos los testigos presenciales de aquella emergencia dieron cuenta de que Puente no logró intubar a la paciente (única tarea a la que se habría abocado durante unos quince minutos), y que otro médico –Hugo Botto–, a quien se llamó cuando ya era muy tarde, lo hizo "en menos de un minuto", sin ningún elemento especial, desconocido o específico.

Consultado por el diario Clarín acerca de estas acusaciones, Eduardo Gerome, abogado de Nélida Puente, dijo que la imputación que hace la querella acerca de la actuación de la anestesista en las acciones de reanimación "están huérfanas de toda prueba, porque todos han dicho que (la anestesista) se centró en la recuperación de la vía aérea, lo que finalmente logró, y que las tareas de reanimación estuvieron a cargo de los otros profesionales".

Gerome argumenta además que los dos médicos terapistas y la cardióloga que participaron en el intento de salvarle la vida a Pérez Volpin declararon que el aire en su cuerpo había hecho imposible las tareas de reanimación, y que justamente la imposibilidad con la que se encontró su defendida para intubar prueba que el aire que se esparció por el cuerpo de la periodista y que terminaría siendo fatal "nunca pudo haber provenido del accionar de la anestesióloga". Y agrega el letrado, sobre la decisión de Puente de colocarle a la legisladora porteña una máscara laríngea, que "todos dicen que eso era absolutamente necesario". Por lo demás, el abogado dice que cuando se hizo eso "prácticamente ya no había nada que hacer".

Otra acusación que hacen los abogados querellantes contra la anestesista y el endoscopista es la de haber actuado con "absoluta negligencia", ya que consideran que hay evidencia de que en un principio Pérez Volpin no estuvo conectada al monitor que debía registrar su actividad cardíaca. Eso, afirman los letrados de la familia, demoró el comienzo de las tareas de reanimación.

Pero además, señalan que cuando sí estuvo conectado el monitor cardíaco, Puente y Bialolenker no actuaron como deberían haberlo hecho, porque estando Pérez Volpin "con fibrilación ventricular, no la desfibrilaron".

Tras su relato de los hechos, los abogados concluyen que Puente y Bialolenker cometieron un homicidio "por negligencia e impericia en su profesión. Tanto por acción, como por omisión".

Fuente: Clarín