Según investigadores, la exposición constante a la radiación que emiten las pantallas es lo que termina dañando el cutis.
El teléfono celular se convirtió en un compañero inseparable. Debemos admitir -con preocupación- que en todo momento y a cada instante, estamos pendientes de este pequeño dispositivo. La realidad es que se ha vuelto necesario: con él nos informamos, estamos en contacto con los afectos, leemos, tomamos notas, chequeamos el clima, la hora, el transito, entre tantas otras cosas.
Pero es importante saber, que la luz azul artificial que proviene de dispositivos electrónicos, lámparas fluorescentes y luces led, es nociva para la salud, en especial la de los ojos. Sin embargo, los investigadores han descubierto que los daños van mucho más allá: también daña la piel. Al efecto que esta luz provoca en la piel se le conoce como síndrome Screen Face.
Al parecer, la luz azul artificial aumenta la síntesis de la melanina, que sube a las capas superficiales de la piel y la pigmenta, es decir, la broncea. Pero no en el sentido saludable que puede hacerlo el sol. Exponer la piel a diario a la luz azul artificial hace que el proceso de la melanogénesis se desorganice y favorezca la aparición de manchas, en especial en la frente y el contorno de los ojos. Además, provoca pérdida de firmeza y elasticidad.
En países como Japón y Corea están obsesionados por dar con soluciones cosméticas capaces de proteger la piel de esta radiación, también llamada luz visible de alta energía (HEV) y que, según los expertos, envejece tanto como la luz del sol. Incluso, se está hablando de que, así como existen gafas para proteger la vista de esta luz artificial, en poco tiempo las cremas solares y anticontaminación estarán preparadas para proteger la piel.
Daños en la piel por el uso del celular
1. Arrugas en el cuello y papada: La manera en que nos pasamos horas mirando la pantalla del celular, nos obliga a mantener una postura corporal que solo trae problemas. Las manos abajo, el cuello flexionado y la mirada a la altura de los muslos. Además de contractura cervical y dolores de espalda, según los dermatólogos, esta postura favorece la rotura de las fibras de colágeno del cuello y la aparición de arrugas tempranas en la zona, así como la papada. Si no podés evitar mirar el celular, tratá de mantener el cuello erguido.
2. Aparición de manchas: ese calorcito que sentís la cara y en la oreja tras una conversación de dos horas te está advirtiendo que mantener una fuente de calor pegada a la piel durante un rato largo no es bueno. Ese recalentamiento puede favorecer la aparición de manchas al igual que lo hace la exposición al sol y la luz de la pantalla en la frente.
3. Acné, grasa e irritaciones: la zona en la que se apoya el celular, desde la oreja hasta casi la barbilla, acumula grasa y gérmenes que pueden provocar la aparición de granitos y empeorar el acné. Para evitarlo, limpia siempre el teléfono antes de hablar: sobre su superficie se deposita la grasa del rostro y de las manos, además de la suciedad que pueda haber en tu bolso, en tus manos o en cualquier superficie donde lo apoyes.
4. Arrugas en el contorno de ojos: la letra pequeña y el brillo de la pantalla de los celulares a menudo nos hacen fruncir el ceño y forzar la delicada piel del contorno de ojos. Los expertos recomiendan bajar el brillo en las opciones del teléfono y elegir un tamaño mayor de letra para evitarlo.
Fuente: TN.com.ar