Chequeamos el teléfono más de 40 veces al día.
La humanidad ya casi no se imagina a si misma sin un teléfono celular en la mano. Para muchos individuos el aparato es casi la prolongación de sus falanges, la representación de su yo. A contracorriente, desde hace unos meses me hice al hábito de dejarlo en casa cuando salgo con amigos. Quiero estar al 100% con ellos, sin nada que interrumpa el rito sagrado del encuentro cara a cara, del cafecito junto a la ventana soleada de algún bar porteño. Según datos de Moment, una aplicación para seguimiento del tiempo, con cinco millones de usuarios, actualmente un ser humano pasa en promedio cuatro horas diarias interactuando con su móvil. Ya 2016 un estudio publicado en la revista Psychology of Popular Media Culture revelaba que, en promedio, lo chequeábamos unas 47 veces al dia, 82 los menores de 30 años.
Casualmente en Barcelona se celebró hace pocos días el último Congreso Mundial de Telefonía Móvil, evento que habrá dejado tantas novedades como interrogantes. De hecho en una encuesta realizada a propósito de la feria por un portal de entretenimiento para adultos, el 80% de los consultados (unas 1500 personas en total, en España) admitió que las notificaciones, avisos de mensajes, fotos, videos y demás contenidos están empeorando la relación de pareja. El 90% de los participantes confirmó haber recibido alguna vez contenido de tipo sexual a través de su teléfono, en especial fotos (36%), chistes (28%) y videos (13%). Nada nuevo, y que no suceda en ésta y en otras latitudes.
En principio deberemos reconocer las bondades de la tecnología aplicada al mundo de los sentimientos. Para el 35% hoy el teléfono es una herramienta más a la hora de conseguir sexo (un 75% asegura haber terminado en la cama gracias al celular) y el 52 % dijo utilizarlo para compartir contenido erótico con su pareja (el 85% a través de WhatsApp), algo que sin dudas puede resultar estimulante sobre todo en los vínculos a distancia, y en aquellos en los que la pasión se marchita. Pero en caso contrario, sigue siendo nocivo: 7 de cada 10 personas confesó que por mirar la pantalla le presta menos atención a su media naranja, algo que en inglés se denomina phubbing.
Respecto de la cantidad de horas que se van mientras tonteamos con el aparatito, tomo el mio, entro al link de Moment para revisar esos datos y encuentro la frase más inspiradora del día: Deje su teléfono y vuelva a su vida.