Tras semanas de silencio, el músico hizo referencia a los testimonios de Karina Mazzocco, Julieta Ortega y muchas otras.
Luego de las escandalosas acusaciones por acoso sexual y maltrato, Roberto Pettinato decidió adoptar un bajo perfil. Incluso, el conductor decidió refugiarse en la televisión paraguaya, donde está pronto a estrenar un Late night show.
Con la excusa de su próximo show, un homenaje a John Coltrane en Velvet Club, el viernes 13 de abril, el músico brindó una entrevista por mail -práctica que acostumbra históricamente con el periodismo gráfico- en la que se defendió de los testimonios brindados por la humorista Señorita Bimbo, la periodista Fiorella Sargenti, Emilia Claudeville, Karina Mazzocco, Josefina Pouso, Mariela “La Chipi” Anchipi, Romina Pereiro y Julieta Ortega.
“Todas mis palabras (por eso hay un aparente silencio) ya están en la justicia, no en la televisión. Pero suena liviano y no lo es. Es la realidad. Nunca quise que mis palabras estuvieran en un sillón de panelistas, sino directo a la justicia. Dadas las ediciones, cortes, rearmados, etc; se torna imposible hablar de cualquiera de esos temas”, afirmó al diario Crónica.
También habló sobre un supuesto repudio de los paraguayos ante su desembarco en la TV. “Nada de lo que se dijo fue real, pero vivimos en los tiempos de las campañas orquestadas, o de una suerte de ‘virus’ que se esparce rápidamente en el torrente sanguíneo del medio. Digo esto porque ni siquiera es en la gente, que te sigue saludando en la calle y pidiéndote que vuelvas. En Paraguay me recibieron como un rey”, aseguró Pettinato.
“Próximamente mi programa estará en el aire. Obvio, será un late night show y espero así abrir nuevas puertas para mí y para otros. Hace unos días en chiste decía: ‘a San Martín no le fue mal liberando país tras país’. Bueno, iré liberando horarios nocturnos una vez por semana con mis Duros de Acostar, de Domar o La Hormiga... ¡y listo, jajaja!”, agregó.
Pettinato también se refirió a su relación con el público, tras las denuncias públicas de sus excompañeras. “La gente viene más a verme… se comprometió más con ese standupero que dice lo que siente, lo que quiere, que nació exiliado de movida en Argentina, y no viene para ser un mojigato que no habla de nada o hace dos chistes de ancianas. El humor es reflexionar, molestar, irritar, decir la verdad, avergonzar a los humanos con verdades ocultas que no se animan a decir públicamente. Uno se hace cargo de toda la gente que va a verte porque están esperando ¿qué? ¡Ser liberados de sus prejuicios y nanas! Gracias a Dios todavía no pusieron (en el escenario) un Facebook, Twitter o comentarios que vayan saliendo debajo del actor como en los programas. Todavía hay lugares en donde la palabra es una sola y las orejas también”, concluyó.