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País

La triste historia detrás de la policía que le puso la tobillera al perro y salió a robar

La oficial Miriam Vaca fue detenida robando en La Plata cuando debía estar presa. La muerte de su hijo marcó su vida.

07/04/2018

Días atrás, la noticia sobre la insólita maniobra de la oficial Miriam Vaca para salir a robar copó los noticieros de todo el país: la mujer retirada de la fuerza, con arresto domiciliario, le puso la tobillera electrónica a su caniche toy y salió a robar en distintos comercios de la zona.

Sin embargo, lo que nadie más decía sobre ella era cómo había llegado a estar con arresto domiciliario, y toda la historia familiar que marcó su vida para siempre: la muerte de su hijo, un adolescente motochorro, en una persecución policial.

Fue un 3 de enero del año 2016 en el barrio Los Hornos de La Plata. Allí, varios vecinos alertaron al 911 sobre la presencia de 3 motocicletas que circulaban en actitud sospechosa, por lo que varios patrulleros fueron a registrar la zona. Era cierto, las motos existían, y la denuncia de un asalto a poca cuadras terminó de confirmar que se trataba de delincuentes armados.

De esta manera comenzó una persecución policial a los tiros, con las tres motocicletas con dos adolescentes armados cada una. Una de las motos, que había sido robada en la zona días atrás, comenzó a circular en contramano por la calle 132 y sin pensarlo, fue en esa misma calle donde perdieron la vida.

El patrullero era conducido por dos oficiales mujeres, que embistieron al rodado que chocó contra un Corsa, y en el impacto, ambos jóvenes volaron por el aire hasta dar de lleno con una camioneta Isuzu. En esa moto iba Gerónimo, que acababa de cumplir 16 años, hijo de la oficial Vaca, que vivían a las pocas cuadras del accidente.

Justamente por esta cercanía fue que Miriam llegó a ver a su hijo cuando aún se encontraba tendido en el piso, rodeado de sus colegas, los policías. Comenzó a insultarlos y a exigirles que les digan los nombres de las personas que manejaban el móvil policial que embistió la moto que manejaba Gerónimo.

No le importó que le dijeran que el adolescente iba armado y acababa de asaltar a una mujer. De igual manera descubrió los nombres de la 

subteniente Gabriela A. y de la oficial Denise G., conductora y acompañante de la patrulla que había encabezado la persecución. comenzó a amenazarlas de muerte y también empezó a tener problemas en el Control de Patrullas de Quilmes, donde trabajaba.

Fue en junio cuando todo terminó de derrumbarse: apareció tambaleando por la puerta del Comando de Patrullas y encaró de mala forma a la ayudante de guardia.

-"Me mataron a mi hijo. Ustedes mataron a mi hijo", acusó. -Quiero que baje algún jefe- continuó y no pudieron calmarla, le rompió un vaso de vidrio en la cabeza a su compañero, y tuvieron que pedir refuerzos para detenerla. El agredido denunció que tenía aliento etílico notable.

Días después, ya sobria y con su abogado dio una versión bastante diferente a lo que sus compañero relataron, no le creyeron y aún así le resolvieron la prisión domiciliaria. Su vida pública salió de foco hasta el 2 de abril, cuando cayó presa por asaltar un local de ropa y dar nombre falso.

La mujer venía asaltando varios locales comerciales y daba identidades falsas. Una vez descubierta su maniobra comenzó una investigación en Asuntos Internos a su pareja, Guardia Penitenciario del Penal, y al policía encargado de ponerle la tobillera, ya que se sospecha que tenían una relación de amistad.

Mientras tanto, a Miriam finalmente la exoneraron de la fuerza,ya no forma parte de ese trabajo que le marcó su vida para siempre.