En pleno auge de su carrera como cantante, la actriz abrió su corazón y reveló que elige estar soltera.
Jimena Barón venía de un año excelente, en el que además de volver a enamorarse y exorcizar viejas heridas, concretó ese sueño pendiente, algunas veces postergado por los vaivenes de la vida y, otras, porque algo en su interior le decía que no era el momento.
Pero entonces, cuando a sólo siete meses de su debut como cantante su carrera alcanzó proyección internacional y el furor también se tradujo en un agenda con días completos, Jimena volvió a chocar contra un viejo dilema: elegirse o volver a relegar, aún cuando su noviazgo con Juan Martín del Potro (29) estaba en las antípodas del que mantuvo en los días finales con Daniel Osvaldo (32), el padre de su hijo Morrison (4), y con quien vivió una tumultuosa separación tras dejar todo para instalarse con el futbolista en Italia.
“¿Qué pasó? Fue más que nada un tema de trabajo. Fue imposible”, confiesa Jimena, quien semanas atrás, y a poco de cumplir un año de amor, reconoció el final de su noviazgo con Del Potro, el tenista argentino que hoy ocupa el puesto número 8 del ranking de la ATP.
Una decisión que, afirma la actriz, fue tejiéndose entre impedimentos y distancias. “Uno al principio se enamora y… Jamás pensé que iba a estar con esta agenda. Y después Juan, que de enero a noviembre ya tiene la suya y no puede moverse ni un día. Yo también vengo de mi experiencia de ¨La Tonta¨ (el primer corte de su disco debut, que resume un poco su historia de desengaños y renuncias con Daniel Osvaldo), un poco en chiste y un poco en serio. Fue mi momento de agarrar fuerte de la soga y decir:¨¡Flaca, vos también hacé lo mismo!¨. Si de verdad estás con una persona que tiene como prioridad su laburo, sus cosas, su plata también, que está perfecto y así debe ser, y vos la estás remando, porque yo ni siquiera estoy en la misma posición, dije: ‘No, ahora sos vos y tenés que hacer todo esto’. No puedo estar pensando en no hacer un show. Y a mí, en pareja, me empieza a dar culpa no acompañar. Pero no era un momento mío para acompañar, de última era un momento mío para que me acompañen. La verdad es que fue difícil, pero yo lo tenía muy claro”, se sincera Barón, hoy abocada a su presente musical.
Cuando la actriz debutó con su disco, en septiembre pasado, sus temas se convirtieron en un fenómeno viral tanto en Spotify —su perfil acumula 10 millones de reproducciones— como en YouTube, donde el clip de “La Tonta” está llegando casi a otras 45 millones de reproducciones.
Fue telonera de “Maluma” en el Hipódromo de Palermo en diciembre y sólo en siete meses de carrera ya grabó tres videos, prepara los temas de su segunda placa y hará gira por el país: en abril llegará a Córdoba, Rosario, Salta, Jujuy y Tucumán y, en mayo, a Montevideo, Uruguay. Además, viajará a Madrid en algunas semanas para grabar un video y hacer un dueto con un artista consagrado, cuyo nombre todavía no puede develar.
Pero eso no es todo: lanzó también su “app”, que suma más de 40 mil usuarios, y ofrece contenido exclusivo como sus recetas de cocina (Jimena no consume harinas refinadas, ni azúcar desde hace cinco años), acceso a las primeras filas de shows, backstage y fotos que no sube a ninguna red, datos de make up y belleza, y hasta una sección novedosa, que mostrará su encuentro con un fan elegido.
Desde una mirada madura y feminista, bandera que hace propia, sus temas reflejan con desenfado tanto su historia de vida, amores y desamores, como su rol de madre soltera. Sobre su espectacular silueta “fitness”, dice sin pudor: “Me está creciendo el culo (risas)… Estoy entrenando muchísimo, como pantera; hago sentadillas y algo sucede. Practico Pilates o corro en cinta cinco días a la semana durante una hora. No tengo idea de cuánto peso”, asegura.
“No me esperaba lo que sucedió. Para nada. No lo conté, quizás lo que estaba pasando era que estaba abrumada, por momentos, de la popularidad y el reconocimiento en cuanto a Jimena actriz y ¨flasheé¨ el tema de la música como un escape. Lo busqué como un espacio más tranqui, para alejarme del quilombo. Y no resultó así…”, admite y vuelve a reir. Para solventar su proyecto pop, Barón invirtió todos sus ahorros. “Cuando hacés una novela tenés un año en el que económicamente te relajás. Pero yo soy una mina que tiene que trabajar, pagar las expensas, la obra social, el jardín de mi hijo. Estoy bastante sola, con una vida en la que tengo que laburar para sostenerme”.
Si bien empezó a actuar a los 9 años (en el filme “El Faro”), la música era cuestión de familia y herencia para Jimena. Su madre toca el piano, su hermana muy bien la batería, al igual que su hermano la guitarra, mientras que su tía, Susan, cantaba música country en los 80 con notable éxito. No había Navidad, Año Nuevo o cumpleaños en el que no se juntaran todos para tocar y cantar, con pandereta incluida. Pero ser cantante era algo que no llegaba o, como agrega la actriz, tal vez era ella quien se lo impedía de alguna forma. Y fue su actual manager, Lucas Biren (24), a quien no duda en piropear en sus redes sociales, el que la corrió de ese lugar de indecisión.
“Me parece justo darle el reconocimiento. El era el baterista en un ensayo para un laburo del que me llamaron. Yo estaba separada de Daniel, pero nadie lo sabía. Estaba con esa bomba interna que todavía no podía compartir. Estaba re mal y fui a ese ensayo destartalada, como con una excusa para irme de mi casa… Estaba pasando el peor momento de mi vida, re insegura. Canté un tema de Amy Winhouse y quedaron todos copados y “Luqui” fue el que me agarró más tímidamente y me dijo ¨bien, chabona, bien¨…”, cuenta.
El tiempo pasó, Jimena participó en “Bailando por un Sueño”, y hasta le ofrecieron, tras conocer a Carlos Baute, editar un disco con canciones compuesta por otros, pero ella sentía que eso no la representaba. “Podría haber sido un buen momento a nivel marketing, pero no lo pude hacer. Yo quería escribir mis canciones. Después no pude, porque no tuve tiempo y luego Lucas fue el primero que dijo ¨¿A ver qué canciones tenés? ¡Estás loca si no lo hacés!¨ Hace poco me mandaba audios de cuando yo daba vueltas, cancelaba las grabaciones, decía que me había enfermado, me boicoteaba…”, confiesa Barón.
“Pero tenemos diferencias, porque él insistió en que ‘La Tonta’ no era un hit y quería que saliera otra canción como primer corte. Me impuse con todos, me puse la camiseta. Sentía que ‘La Tonta’ era como mi manera más rápida de que la gente se diera cuenta que cantando sigo siendo yo. No es que tengo montado un personaje extravagante o de cantante. Era parte de mi historia conocida, parte de mi esencia irónica de autodecirme ¨¡Dale, soy una bo…, voy a hacer esta canción porque soy una bo…. Y creo que tuve razón”.
Para componer, Jimena usa una guitarra y un teclado que tiene en su casa. También escribe sus letras. Y luego son su manager y Mauro, otro de los músicos, los que terminan de darle forma a los temas. En su primera producción discográfica, le dedicó una canción, “Estrella Fugaz”, a su exnovio, Juan, como llama al tenista tandilense. “No hubo una crisis, ni siquiera dejamos que haya una”, remarca. Y sobre el momento del adiós con Del Potro, agrega: “Fue de las charlas más maduras que he tenido con mis parejas. Fue como decir ‘no lleguemos ni a pelearnos. Fue fantástico este año. Ahora no, está claro que ahora, no… En el primer viaje iba a ir a Australia, pero tuve que cancelar porque me salió el show de Jesús María y no puedo plantearme no ir a ese Festival, cuando hay artistas que están años esperando que los llamen y yo esperé seis meses, porque empecé en julio y me llamaron en noviembre. Ya en el primer viaje me di de baja… Después seguía Estados Unidos, al que iba a ir y era un mes y medio, pero me salió la película de Rodrigo y también lo mismo, porque yo tengo que estar ensayando. Fue decir no va a poder ser, que no se haga rancia la relación…”
—¿Sus reproches eran cada vez mayores?
—No, cero. Juan es la persona más madura y tranquila del mundo y yo por más que soy más pasional y con carácter más fuerte, en la pareja, cero. Detesto pelearme, odio discutir, no pueden quedar cosas sin resolver. Fue decir nos vamos a empezar a pelear por estupideces que no peleamos nunca. Ni nos peleemos y entendamos que ahora es imposible.
—Siempre habló bien de su ex pareja…
—Y él también de mi, que nunca habla de nadie, pero porque la pasamos bárbaro. No hay nada extraño, fue simplemente trabajos que por la intensidad fue imposible de coincidir. Son laburos intensos y distancias súper largas y tiempos largos. Un poco insostenible. No es para ahora.
—Cuando surgieron rumores de infidelidad de parte de Del Potro, ¿Se enojó?
—No, entiendo como es, y hasta barajaba cinco opciones distintas sobre lo que podían llegar a decir, de hecho algunas ni las dijeron (risas)… Y está bien que así sea, yo ya entendí como es ésto. Está todo bien. La vida real es otra. No me afecta, me divierto.
—¿Y cómo sigue ahora su relación con Juan Martín? ¿No son pareja pero se siguen hablando?
—Prefiero no hablar, lo cuido. Ya está, no es parte de mi vida, me parece que no corresponde hablar.
—¿Y de una segunda vuelta?
—No por ahora. Estamos separados.
—¿Costó el duelo?
—Yo creo que la mina es más de hacerlo en la relación, por ahí es el hombre el que se desayuna cuando sucede. Si pasa es porque yo venía pensado muchas cosas previas; venía viendo que no estaba pudiendo ser, que se iba a complicar demasiado y que no era momento para ninguno de los dos eso de estar sufriendo. El es un número uno de la Argentina; la rompe, volvió al top ten, tenía que estar enfocado y yo jamás permitiría ser algo que lo tenga mal o que lo distraiga de su momento y lo mismo tuve que pretender yo para mí, por mi momento.
—¿Fue preservarse donde hubo tanto amor?
—Seguro, creo que no hay nada más amoroso y de mayor respeto y amor al otro que decir “¡Flaco andá, hacé ésto como corresponde!” No sé, veremos.
—¿Qué le dejó este año de amor con Juan? ¿Fue un amor que la ayudó a sanar?
—Juan es un tipazo. Me dejó todo. Un pibe maduro, con su paz, su tranquilidad, súper compañero, rústico, en el buen sentido de la palabra. Quería mate, factura de pastelera pero terminó. Un poquito de playa cada tanto. Tandil. Un pibe que puede tener lo que quiera y no quiere tener nada porque no le interesa. Es hermoso. La pasamos genial. Yo por ahí le aporté un poquito de locura. (Risas). Encontré en él algo que me bajó un poco y él necesitaba alguien que lo sacuda un poco más.
—¿Y cómo fue contárselo a su hijo, Morrison, que tanto tiempo compartió con ustedes?
—Y, los chicos son aviones hoy día. Lo resuelven más rápido. Es medio privado el asunto, pero él es un genio, me dijo: “Pero mami, vos nunca vas a estar sola, si estás conmigo”. Me morí. “Momo”, y sé que todas las mamás debemos decir lo mismo de nuestros hijos, es un chico particular. Es compañero, una persona que yo observo que desde siempre quiere por mí. Es más tranquilo que yo y re-musical; él escucha todas mis canciones primero, antes que nadie. Y me dice cuál le gusta más y se sabe la letra de todas. Su preferida es la que vamos a hacer ahora en España. Creo que está bueno darle ese lugar. Para mí es la persona más importante de mi vida, entonces quiero que participe y él lo hace con una madurez increíble. Ahora que estoy soltera relojea el teléfono y preguntá “¿Quién es, por qué es varón, es un amigo? ¿Qué dijo, qué dice?” Es celoso.
—¿Cómo la trata la soltería?
—Muy bien (risas). Buena decisión. Fue algo consensuado y triste, claramente. Después, en ese sentido, siempre hago lo mismo, cuando me separo, me separo y arranco. No tuve ese momento de película de estar con el pañuelo llorando un sábado a la noche. El duelo fue estando con él, no sola. Y ahí ando, viendo, espiando un poco.
—¿Y qué panorama vislumbra a nivel hombres? ¿Le llegaron invitaciones tras la separación?
—Hay de todo… Y sí, me llegaron desde el día uno, como corresponde (risas). Me parece que es divertida esa parte, la mejor. La verdad es que yo tengo mega decidido estar soltera. De hecho tengo una crisis con el tema de la fidelidad y de la monogamia.
—¿Cómo es eso?
—No sé, es raro estar toda la vida con alguien, como que se me está diluyendo un poco ese pensamiento.
—¿Está abrazando la idea del amor libre?
—Estoy entendiendo que yo no necesito poseer a alguien para pasarla bien o sentirme segura. Segura me siento yo, el otro que haga lo que quiera y lo que me interesa con el otro es que sea verdadero estar con él, no el que me pertenezca. De hecho estando en pareja ¿Nunca hay deseo de estar con otra persona? Sí, hay censura con respecto al deseo porque hay un compromiso. No sé cuán normal es eso en una relación de años. Pero imaginarse el casamiento y estar toda la vida junto a alguien… A mí me gusta un montón, ¿Cómo voy a querer estar con uno siempre, por más que sea un amor y la pase bomba..?Yo no soy celosa, cero, y de hecho, pienso a la persona que me gusta estando con otra y no me revuelve las tripas. Me da un poco igual lo que suceda cuando yo no estoy. A mi rendime cuando estás conmigo, después…no me cambia.
—¿Pero eso pasa porque ahora quiere estar sola?
—Porque quiero estar soltera y porque me sigue escribiendo gente estando soltera que está en pareja, con unas mujeres espectaculares e hijos. Entonces, me planteo qué es la fidelidad, qué es lo que hacemos cuando armamos la familia. Lo hablo por mí. No me pasó sufrir un infidelidad, pero sinceramente el último tiempo yo no sé qué hace la otra persona. Cuando Juan estaba de viaje o Daniel, en su momento, yo les buscaba donde ir a comer, les decía “salí del hotel, no te quedes encerrado”… Porque, aparte, me parece que no hay nada más atractivo que tu pareja te diga “¡Tesoro, hacé lo que quieras, amame, cuidame, fijate…!”, pero yo no te voy a quemar la cabeza jamás. No voy a tener cortito a nadie. Yo no fui infiel jamás, no lo hice. Cuando uno tiene ganas de hacer lo que quiera, mejor estar sola. Son pensamientos que me surgen entre todo ésto que se está debatiendo con el machismo y todo lo que nos dijeron a las mujeres que estaba bien; eso del casamiento y del para siempre felices.
—¿Ya tuvo citas?
—Estoy ahí, por arrancar, en cualquier momento. No quiero perder el tiempo, primero porque no tengo, porque soy mamá y hay que organizar todo. Tiene que valer mucho la pena (risas) y pasar como unas previas antes. Quiero unos audios, tantear, para que no se acorbarde después.
—¿Se viene el ingreso al mercado del amor?
—Sí, claro, hay necesidades (más risas)… Pero no, amor no, te agradezco. Un encuentro va a tener que haber. Ya no acepto vueltas, no tengo ganas. Hay que tener ganas de divertirse un rato.
—¿Cómo imagina este año?
—Estoy con la música primero y flasheo con verme viajando con la música. No quiero estar en pareja.