Manchas halladas en los brazos de dos momias, que se habían considerado irrelevantes, resultaron ser los tatuajes figurativos más antiguos.
Un estudio en profundidad de momias egipcias halladas hace 100 años acaba de dar información crucial sobre la historia de una costumbre muy actual: el tatoo.
Es innegable que cada día resulta más difícil encontrar gente que no haya sucumbido a la seducción de los tatuajes. La costumbre de la marca artística indeleble en el cuerpo suele asociarse con la cultura maorí y fue cobrando lento -pero progresivo- impulso desde que en el siglo XVIII, en contra de la decisión político-religiosa de combatir la tradición (por considerarla mutilación del cuerpo recibido de Dios), el navegante y explorador inglés James Cook (1728-1779) dio a conocer el arte en la sociedad occidental. Gracias a él la palabra de origen (‘tátau’), que significa marcar, se incorporó al inglés por equiparación fonética.
Primero fue cosa masculina: empezaron a usar tatuajes los marineros; lo adoptaron también los presos... pero lentamente fueron perdiendo su carga de marginalidad hasta llegar a la tendencia actual.
Viaje en el tiempo
Lo que probablemente muchas de esas personas no sepan es que ese arte que aplican al cuerpo tiene en realidad raíces muy profundas en la historia de la humanidad. Y que casi desde los orígenes lo usaban tanto hombres como mujeres.
El ejemplo más antiguo fue hallado en una momia alpina conocida como Ötzi, que se cree que vivió entre 3370 y 3100 antes de Cristo; eran numerosos, pero constaban sólo de líneas (verticales u horizontales).
Hasta ahora, las que podemos considerar obras de arte se situaban alrededor de 1.000 años después. Recientes investigaciones han detectado tatuajes figurativos en momias egipcias de casi la misma época de Ötzi.
Investigadores del área de Antropología Física del Museo Británico analizaron unas manchas halladas en los brazos de dos momias (una femenina y otra masculina) que -según los datos de radiocarbono- vivieron entre 3351 y 3017 antes de Cristo.
Las momias fueron encontradas hace 100 años, y las manchas hasta ahora habían sido consideradas intrascendentes, pero utilizando escáneres infrarrojos descubrieron que en realidad son tatuajes, y tatuajes complejos, que -asegura la BBC Mundo- sólo se creían posibles en momias mucho más recientes.
Daniel Antoine, uno de los autores del trabajo de investigación y curador del museo, asegura que el descubrimiento ha transformado la idea que tenían los científicos sobre cómo vivía la gente de aquella época.
“Estamos aprendiendo aspectos que no conocíamos sobre la vida de estas personas (cuyas momias) se han conservado bastante bien. Parece increíble, pero la investigación demuestra que los tatuajes en África aparecieron 1.000 años antes de lo que pensábamos”, reconoció.
Diseño
No se trata esta vez de simples líneas. Los dibujos más complejos fueron hallados en una momia masculina, y representan dos animales superpuestos: uno parece un toro salvaje, con un rabo largo y astas bastante elaboradas, y el otro parece carnero con los cuernos y espalda arqueada. Hasta ahora los científicos creían no sólo que no se usaban diseños figurativos sino que los tatuajes eran de uso exclusivo femenino, pero este hallazgo demuestra que ambos sexos decoraban el cuerpo de esta manera.
Los encontrados por el equipo de Antoine (el trabajo fue publicado en el Journal of Archaeological Science) son diseños subcutáneos, hechos probablemente de hollín. Los arqueólogos creen que indicaban un determinado estatus dentro de la comunidad, o valentía; e incluso que estos dos individuos poseían cierto conocimiento mágico cuando estaban vivos.