La actriz se refirió a los años oscuros vividos con Mario Valencia.
En una entrevista televisiva, Mónica Ayos relató una espeluznante etapa de su vida. La actriz contó que durante su relación con Mario Valencia, el papá de su hijo Federico, fue víctima de golpes durante el embarazo, violaciones y hasta un intento de abuso a una amiga de ella que los ayudaba.
Las agresiones físicas, ocurridas hace más de 25 años, le hicieron pensar que iba a perder el bebé. Tras el parto, su ex pareja le prometió que no tomaría más, lo que lo llevó a recluirlo dentro de la casa generando problemas económicos.
Pero luego de dar a luz, el horror continuó. "Me violó a los dos días de que me dieron el alta médica, tras el parto. El médico nos había dicho que teníamos que tener cuidado porque el útero estaba muy mal. Porque yo tuve un parto casi natural, le vi la cabecita a Fede, él quedó encajado y me tuvieron que abrir para sacarlo por cesárea. Tuve doble parto", contó en Los Ángeles de la Mañana.
"Mi ex, no solo que me golpeó, sino que me violó y tampoco se cuidó a pesar de que sabíamos que yo no podía quedar embarazada enseguida porque el útero podía estallar. También sabíamos que no podía quedar embarazada en ese momento, y que hacer un raspaje también era riesgoso para el útero, porque había que hacerlo por protocolo", recordó.
La mejor amiga terminó siendo clave para sacarla de ese sufrimiento. "Esto termina con mi amiga quedándose en mi casa y él intentando tener relaciones con ella a la fuerza. Fede era bebé y ya había pasado el episodio en el que él me revoleaba un zapato en la cara que le cayó al nene en la cabeza. Ese día escucho que Ale dice 'no, no, no', entonces voy, lo agarró del cuello de atrás y le digo 'a mi amiga no'", continuó.
En ese momento, Mónica le pidió a su amiga que se llevara a su bebé. "Se fue en pantuflas con Fede, lo dejó con su mamá y volvió a mi casa con la policía", explicó. Pero, amenazada de muerte, Mónica les dijo a los agentes que todo estaba bien.
Tras ese episodio, decidió sacar a Mario de su vida. "Le pedí plata a mi abuela, saqué un pasaje para Chile, de donde él era, y volví a mi casa con mi mejor cara, diciéndole que debía estar nervioso y que estaba bueno que fuera a ver a su familia. '¡Qué bueno!', me dijo y se despidió de Fede". Fue la última vez que lo vio. Cuatro años después, se enteró de que se había suicidado.