La fiscala Mariana Rivadeneira le comunicó que, si bien no estaba detenido, debía dejar consignado cuál era su domicilio, ya que sería citado durante los pasos siguientes de la investigación.
Debía presentarse a declarar a las 9.30, en los tribunales penales de Sarmiento al 400, pero llegó después del mediodía. Para ese momento, los policías de la guardia ya habían desalojado el lugar, como ocurre habitualmente durante la feria judicial de enero.
Ayer, los pasillos del edificio penal estuvieron abarrotados por decenas de personas que se acercaron para realizar diferentes trámites. Para ser atendidos, tuvieron que hacer durante horas una extensa cola frente a la mesa de entrada de la fiscalía de feria. Pero hubo alguien que rompió ese protocolo, e ingresó furtivamente, para evitar las guardias periodísticas que aguardaban su llegada.
El piloto dirigía el parapente del que Natalia Vargas se precipitó al vacío, desde más de cien metros de altura, en la tarde del viernes 29 de diciembre pasado. Habían saltado desde la pista de despegue de Loma Bola, en Yerba Buena, presuntamente sin que Natalia tuviera las perneras correctamente colocadas, como se advierte en un video que filmó con su teléfono celular su amigo, Pablo Campisi, que registró el momento del despegue.
Aunque no trascendió el contenido de sus dichos, ni la figura legal por la que fue imputado, sería el primero de una extensa lista de personas que ya fueron citadas a declarar para intentar establecer la cadena de responsabilidades en torno al fatal suceso y que deberán presentarse en los tribunales penales en los próximos días.
Fue la primera vez que Salazar declaró ante la Justicia. En los primeros pasos de la investigación, la fiscala Mariana Rivadeneira le comunicó que, si bien no estaba detenido, debía dejar consignado cuál era su domicilio, ya que sería citado durante los pasos siguientes de la investigación.
Antes, había expresado en declaraciones periodísticas que mientras él armaba el equipo en el despegue y le colocaba las perneras (elementos de seguridad fundamentales, que sujetan las piernas), Natalia le pidió que la dejara ir hasta donde estaba su amiga para darle las instrucciones en alemán.
“Ese fue un momento de distracción de mi rutina (de armado del equipo), pero para mí estaba totalmente enganchada. Para mí sí le puse la pernera, no entiendo en qué momento se pudieron haber soltado”, sostuvo el piloto, quien admitió que, de estar bien colocados los arneses, muy difícilmente se suelten en el aire.
Fuente: La Gaceta.