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Espectaculos

Las mejores películas románticas que podés ver en Netflix

Repasamos grandes historias de amor que se encuentran en la plataforma streaming.

26/12/2017

Indudablemente el gran atractivo de este film es el magnetismo de su protagonista Amy Schumer . La comediante aquí interpreta a Amy, una mujer amante del buen beber y de las relaciones de una noche. Se trata de un personaje descontracturado y el acierto en la mirada de Judd Apatow , su director, es el de justamente llevar al espectador a comprender por qué Amy es cómo es, sin condenarla ni bajar línea. Y la llegada de Aaron (Bill Hader) a su vida llevará a la protagonista a replantearse viejos vicios y la pondrá en contacto con muchos fantasmas de su pasado y de su presente. Lo interesante de Esta chica es un desastre es que muestra la debilidad del vínculo romántico que une a los protagonistas y la fragilidad con la que construyen un romance que una y otra vez parece estar a un paso del final. Y si todo esto no fuera lo suficientemente interesante, también acá aparece John Cena demostrando que es un gran comediante.

500 días con ella
Conocer una persona con tus gustos musicales (o literarios, o sobre la materia que sea) desde luego que no garantiza ningún tipo de compatibilidad romántica y esa lección es la que aprende a los golpes el sufrido Tom ( Joseph Gordon-Levitt ) cuando se enamora de Summer ( Zooey Deschanel ). Él está convencido de que ella es la mujer de su vida, mientras ella pareciera simplemente dejarse llevar por una relación con fecha de vencimiento. La película de Marc Webb adopta la desesperada mirada de Tom y su dolor al ver fracasar ese vínculo al que considera casi un milagro, pero que es una maldición. En muchos sentidos, 500 días con ella más que una película es una valiosa lección sobre qué tanto puede dolerle a cualquiera el negar que en la mayoría de los casos, el amor está destinado a morir. Sí, así de pesimista es el asunto.

Kicking and Screaming
Quizás la manera más triste de abordar una historia de amor es a partir de la ausencia de la persona amada. Y eso es lo que hizo el director Noah Baumbach en su ópera primera de 1995. La trama gira alrededor de un grupo de amigos veinteañeros, que luego de terminar la facultad, se empeñan en mantener rituales absurdos como si nada hubiera cambiado. La película comienza por el final de una relación que no pudo ser tan plena como sus protagonistas hubieran querido y cuando Jane (Olivia d´Abo) se muda a Praga para continuar sus estudios y su trabajo; Grover (Josh Hamilton) siente que su vida se detiene para siempre. Y esa historia de amor interrumpida, que el protagonista rememora una y otra vez, se convierte en la representación más concreta de su imposibilidad por aceptar el fin de su época como estudiante. La escena final y esa idea de "lo mejor ya pasó" es la melancólica, pero encantadora visión que este film tiene del amor.

Drinking Buddies
Hay dos maneras de entender este film. Por un lado, se puede centrar en una historia de amor caprichosa que afecta la vida de dos parejas, como también puede ser el relato de un romance que no termina de cobrar forma y que afecta a la otra mitad de esas mismas parejas. Kate ( Olivia Wilde ) y Luke (Jake Johnson) trabajan juntos en una fábrica de cerveza, son amigos, se entienden, son cómplices en muchas bromas y parecieran estar destinados el uno para el otro. Pero aún cuando todo pareciera indicar que esa otra persona es la indicada, concretar el romance solo puede servir para echarlo todo a perder (una lección que le hubiera venido bien al Tom de 500 días con ella). Drinking Buddies es una película romántica perfecta, y al día de hoy es gran pieza de Joe Swanberg en cine.

El amor perfecto no existe
Imposible trasladar en palabras la curiosa experiencia que genera El amor perfecto no existe. La película comienza con una pareja en crisis. A Sohie ( Elisabeth Moss ) y Ethan (Mark Duplass) les recomiendan tomarse un fin de semana introspectivo en una cabaña con el objetivo de plantearse hacia dónde va ese matrimonio y si la crisis tiene o no solución. Pero en esa breve jornada comienzan a sucederse inexplicables situaciones que muestran otras versiones de ellos mismos. Se trata de un film único en su especie y probablemente ninguna película haya explorado las miserias del amor como lo hace este intrigante (pero necesario) relato de Charlie McDowell.

Her
Más allá de ser la película hipster por excelencia (ese tono casual, esas camisas que parecen manteles y ese bigote emprolijado milimétricamente), Her es también una de las grandes historias de amor del siglo XXI. Theodore ( Joaquin Phoenix ) descarga un sistema operativo programado para hacer compañía a los humanos solitarios. Esa aplicación se llama Samantha ( Scarlett Johansson ), y al poco tiempo de conocerla comienza una relación sentimental. Claro que Samantha no existe en el plano físico y justamente desde ese lugar es que Spike Jonze construye un romance casi platónico entre un hombre y su software. Her es un film conmovedor, que muy lejos de demonizar el uso de las nuevas tecnologías, las plantea como herramientas para enriquecer una gris rutina. Johansson, solo con el uso de su voz, logra una de las grandes actuaciones de su carrera y la química que tiene con Phoenix es una de las muchas sorpresas de esta enorme película.