En este especial navideño les presentamos a Don Guido Coronel, un conocido vecino bandeño, que en sus 92 años se ganó el cariño y la admiración de cientos de personas.
Este no es un talento más de la sección. Esta es una nota sobre alguien que hace algo por vocación, desde lo más profundo de su corazón, sin esperar absolutamente nada a cambio. Esta es la historia de Guido Coronel, o “El Tío Guido”, como sus vecinos lo conocen. Nacido y criado en La Banda, el hombre de 92 años protagoniza esta crónica por lo que hace cada 24 de diciembre desde hace 52 años: se disfraza de Papá Noel y reparte regalos desde su terraza.
Sin embargo, no es un Papá Noel cualquiera: Don Guido es un militar retirado, es papá de 4 Rosas, abuelo de 10 nietos, bisabuelo de 12 y tatarabuelo de una nena. Está rodeado de familiares que lo acompañan desde el primer día en su aventura de mantener vivo el espíritu navideño de los niños; y en este tiempo todavía más.
Mi Sueño
Llegamos a la casa celeste de la calle Guemes, a metros de El Negro de La Banda, del que es un fiel seguidor. La sensación de agobio del calor de un sábado de diciembre se fue al pisar ese lugar y conocerlo. Don Guido está rodeado de sus hijas y sus nietas, que no lo dejan sólo desde que sufrió el segundo ACV en el transcurso de este año. Le afectó un poco la movilidad, pero al hablar, Don Guido demuestra que mantiene la inteligencia y la lucidez de su juventud. Toma agua, se prepara, se toma su tiempo y comienza a contar su historia. Ojalá hubiésemos sabido que íbamos a necesitar pañuelos.
“Mi Sueño” es el nombre de su casa, la que logró levantar con ayuda de su madre, de su padre y de su hermano, que trabajaron día y noche durante 8 años, mientras él trabajaba en Corrientes. “Mi mamá siempre me inculcaba que progrese, que tenga algo y que el día de mañana tenga mi casa, y para mí, esto es todo... esto es lo que le quiero dejar a mis hijos y mis nietos, y quiero que me recuerden por lo que soy”, se quiebra y emociona a todos en el living de su casa.
Guido tiene un corazón enorme, habla de su madre y de su mujer con el mismo amor con el que sostiene que su nieto es “un demonio”, pero lo reconoce como su debilidad. Recuerda a todos y a cada uno de los nombres de sus 55 familiares directos, y los define como el motivo por el que cada año continúa personificando a Papá Noel.
Este año, debido a las dificultades de salud del protagonista, su familia está organizando la cena de Nochebuena, incluyendo a un “Papá suplente”, sin embargo, Guido relata con todo triste que cada noche le pide a Dios poder subir a la terraza para repartirle los regalos a los más pequeños de su numerosa y unida familia, y a los niños de las casas de los vecinos. “Cada vez son más, primero eran los hijos, ahora son los nietos y todos los pequeños de sus familias”, cuenta María Esther, su hija, y agrega que cada año reciben mil regalos para entregar a las 00 del 25.
La tarea de Guido es especial por muchos motivos, porque comenzó como una sencilla acción para divertir a sus hijas y se convirtió en un gesto de amor para con niños que no conoce, con el objetivo de mantener vivo el espíritu navideño en todas las familias que se reúnen a verlo en acción, y porque logró, con las enseñanzas de sus padres, tejer la unión entre sus hijas, nietos y bisnietos, formando una numerosa familia que, como todas, tendrá sus dificultades, pero a pesar de ellas y de la distancia, cada navidad se reúne alrededor de la mesa en la vereda para celebrar la Navidad con él, el "Tío Guido" del barrio.
Por Lourdes Suarez Torres
Editado por Matías Leshman
Para Diario Panorama y Canal 7