¿Qué hacer cuando te agarra un ataque de celos? ¿Cómo dejar de sentir esa desconfianza? Ejercicios concretos para mejorar tu autoestima y frenar el descontrol emocional, ¡a tiempo!
Los celos son un sentimiento natural en los seres humanos, el problema es cuando excedan los límites aceptables. Cuando son excesivos o patológicos comienzan y terminan en la cabeza del celoso sin que exista un correlato en la realidad. Partiendo de esta base, si cualquier cosa nos dispara un gesto de desconfianza que deriva en discusión -desde que nuestra pareja mire el celular hasta que comparta tiempo con amigos- estamos frente a un problema que debemos resolver.
Celar es dejar de creer en el otro y cuando toda la tensión está puesta en lo que hace y dice, las relaciones se vuelven una causa de sufrimiento en lugar de ser un motivo de disfrute.
Es importante tener en cuenta que cuando los celos afectan significativamente la vida de la pareja hay hacer una consulta con un profesional. Pero también nosotros mismos podemos poner en práctica algunas estrategias en el momento en que la emoción aflora, para poder frenar el “ataque" a tiempo.
Según Sebastián Girona, psicólogo, especialista en vínculos y divulgador de temas de psicología, estas son algunas herramientas que tienen que ver con la auto observación y el análisis que nos pueden ayudar.
1. Preguntarse si existen pruebas o evidencia concreta que justifique los celos. Es muy probable que la respuesta sea: no existen pruebas reales.
2. Diferenciar los pensamientos de la realidad. Muchas veces se toman como reales las dudas del celoso, que va proyectando en distintas situaciones lo que teme.
3. La empatía siempre es una herramienta valiosa. Es importante que la persona que siente los celos excesivos pueda ser sensible con el otro y ponerse en el lugar de quien es destinatario de los celos para poder pensar si le gustaría vivir una situación así.
Manejo emocional y corporal
Cuando aparecen los celos, como cualquier otra emoción, hay dos caminos a seguir: culpar al otro por lo que sentimos o comprender que es un sentimiento propio. Cuando elegís culpar al otro, te “desempoderás”, es decir, perdés poder ante esa situación, lo que te impide generar un cambio. Así lo explica el instructor de la Fundación El Arte de Vivir, Matías Quinn: "Querer manejar una emoción directamente es muy difícil. Los celos no se pueden reprimir, querer quitarte esa emoción a la fuerza no funciona. Sin embargo, si contás con alguna herramienta que te brinde más calma, tenés más claridad para tomar una buena decisión". A continuación, te damos algunos consejos de El arte de Vivir:
1. No te resistas a lo que sentís. No reprimas esa emoción. Cerrá los ojos y observá el patrón de tu respiración. Cuando atravesás una emoción muy fuerte, la respiración es entrecortada y con un ritmo más acelerado. A partir de esa base, utilizá alguna técnica de respiración para comenzar a manejar tus emociones.
2. Relajate y llevá tu atención a la zona del estómago, que es donde normalmente se acumulan los celos. Meditar, respirar y observarte a vos mismo te pueden evitar un ataque de celos.3. Cuidá tu cuerpo: comé sano, dormí bien, hacé ejercicio y utilizá técnicas de respiración, porque todo esto incrementa tu nivel de energía y ayuda a que las emociones no se apoderen tanto de vos.
3. Cuidá tu cuerpo: comé sano, dormí bien, hacé ejercicio y utilizá técnicas de respiración, porque todo esto incrementa tu nivel de energía y ayuda a que las emociones no se apoderen tanto de vos.
4. Recordá que las respuestas están dentro tuyo, usá tu intuición y sentido común.
5. Normalmente las emociones fuertes nos paralizan y no nos permiten tomar decisiones inteligentes. A veces, los celos pueden ser algo intuitivo, o sea, intuís que está pasando algo malo, que no se está cumpliendo un compromiso de fidelidad y es un momento para escuchar y dialogar con la otra persona.
Toda emoción es sana si dura lo que le tomaría a una línea desaparecer cuando la dibujas en la superficie del agua, o sea, si enseguida se va. Los celos son naturales, lo fundamental es no quedarse "trabado" con esa emoción.
Clarín