Se hizo de abajo y llegó a lo más alto. Por talento, estuvo rodeada de grandes figuras del ambiente artístico.
Es una de las pocas que pueden levantar la mano y, con la frente en alto, decir que lo conseguido en su carrera es por talento y sacrificio. Empezó desde muy abajo y fue escalando hasta tener un nombre dentro del ambiente artístico. A la escuela que trae desde su adolescencia la acompaña una figura descomunal. Curvas que enamoran y que la catapultan a ser una de las diosas más deseadas por la platea masculina. Sin embargo, lejos de mirar a todos desde arriba, Celeste Muriega (28) tiene los pies en la tierra y la misma simpatía que los que la conocen le destacan. Enamorada de Alejo Clérici (42), parece tener la receta justa para entender por qué es una de las parejas más afianzadas. “Nuestra relación arrancó casi virtual. Los dos primeros años, o sea la mitad, él estaba con Maradona y viajaba de acá para allá. Nos veíamos muy poquito. Ahora hace un poco más de un año que estamos conviviendo, y era todo un desafío. Por suerte todo marcha bien y esto sirvió para afianzar la relación. La clave es entenderse y cada uno ceder un poquito por el bien común”.
–Recién volvieron de las vacaciones…
–Sí, por suerte nos pudimos ir los dos juntos en lo que fue un viaje planeado. Yo terminé la gira de Sálvese quien pueda, que fue hermosa, y por eso nos fuimos. Antes eran escapadas, porque por trabajo de él o mío no podíamos. Ahora ya volvimos, y más allá de tener proyectos muy lindos por delante, como la línea de zapatos que estoy armando, que viene muy bien y la idea es poder tener todo listo para el verano… lo mío es el teatro, es el lugar donde me siento más cómoda. En televisión también me gusta y me encantaría tener una posibilidad. Estoy escuchando propuestas. Me encanta todo, todo lo que sea para crecer profesionalmente bienvenido sea.
–¿El viaje fue un regalo de aniversario?
–Cumplimos 4 años el 5 de septiembre. Sí, fue un poco por eso, y otro poco por ganas de irnos juntos. Tuvimos la propuesta de Diego Maradona para ir a Dubái, pero por temas que tengo que resolver por ahora no podemos ir. Cuestiones de trabajo y de salud, que no son nada graves, aclaro. Pero me tengo que quedar en Buenos Aires hasta que se resuelva todo.
–¿Están haciendo los deberes para buscar el hijo?
–No, vienen diciendo eso y nada que ver. ¡Lo desmiento! Ni siquiera lo estamos buscando. Estamos re bien y vamos paso a paso, sin apuros. Yo sigo creciendo en mi carrera, con el tema de las giras soy muy nómada… todavía falta para el hijo. Por ahora cuidamos a las tortugas que aparecieron en mi casa y se quedaron.
–Siempre lo viste a futuro lo de ser madre, ¿no te acercaste nada?
–No, sigo pensando lo mismo. Quiero, pero no ahora. Por ahora, las ganas pasan por disfrutarnos nosotros, de recuperar el tiempo en el que nos veíamos poco.
–En teatro salís con poca ropa, aparecés en producciones sexis, sos una de las más deseadas, ¿cómo controla los celos Alejo?
–Es que la celosa, al principio, era yo. Después descubrí que se trata de la confianza que te da el otro. Yo siempre fui celosa, pero con Ale no lo soy. Todo lo contrario. Soy muy permisiva… tenemos una libertad que hasta nos hace compartir muchas cosas juntos. El, por ejemplo, me ve en tele y me dice: “Te vi y estabas muy tapada, tenés que mostrarte más sexi y esas cosas. ¡Tenés un lomazo, mostralo! ¿Si no para qué entrenás tanto”. A él le gusta verme así…. es como te dije; tenemos mucha confianza en el otro.
–Hablando de lomazo, ¿es verdad que la clave está en la comida casera?
–Yo soy un desastre. El se cuida mucho, y bueno, no me queda otra (risas). Tenemos un nutricionista porque no comemos carne, pollo y esas cosas. La verdad es que para hacerse vegetariano hay que ser consciente y saber qué comer. Por suerte tenemos las viandas, que lo único que hay que hacer es descongelarlas… pero me encanta cocinar, hacer tortas y esas cosas que ya quedaron en el tiempo.
–¿Hace mucho sos vegetariana?
–Hace casi un año. En realidad no se llama vegetariano, no es la palabra en mi caso, porque, por ejemplo, consumo pescado. Creo que pasa por ir concientizándose.
–En lo laboral, siempre estuviste al lado de gente importante.
–Sí, trabajé con Ricardo Fort, con Carmen Barbieri, Moria Casán, Emilio Disi, Lizy Tagliani… tantos que no me quiero olvidar de ninguno. De los capos, me falta trabajar con Flavio Mendoza, esa es mi cuenta pendiente. No sólo por lo que representa, por lo que significa para el espectáculo, también por los cuadros magníficos que pone en escena. Creo que para cualquier bailarina ser parte de un espectáculo suyo es un sueño.
–¿Tenés preferencia entre Mar del Plata y Carlos Paz, las dos plazas más importantes?
–Trabajé en los dos lados, y si bien son públicos diferentes, los dos son muy cálidos. El pasado verano, con Lizy, estuvimos en Mar del Plata, que todos hablaban del cuco, que la gente es muy selectiva y que se estaba yendo poco al teatro, de una plaza olvidada, pero para nosotros fue todo lo contrario. Nos fue muy bien. A Mar del Plata le tengo un cariño especial, es más afectivo, porque arranqué ahí con las temporadas, con Marcelo Iripino… era muy chiquita, me acuerdo de que panfleteaba dos horas y tenía una hora de función… eso sí que era a pulmón. Fue una escuela muy linda.