Después de dos años y medio de relación y de probar con la convivencia, el amor entre la rubia y el empresario hotelero se terminó. Hoy atraviesan una profunda crisis pero no se descarta una reconciliación.
Dos años y medio atrás, Virginia Gallardo (29) se cruzó con el amor. Convocada para una producción fotográfica para Paparazzi, donde la sensual rubia se lució entre las montañas y el lago, en Villa Carlos Paz, el flechazo amoroso atravesó su corazón. Por entonces, Martín Rojas (27), joven empresario hotelero, ofició de asistente en la realización de las imágenes. En esa casi hora y media de trabajo, entre pose y pose, especulando con que el sol no se escondiera y que la mejor luz resaltara la belleza de la voluminosa joven, la buena onda intermedió entre ellos. Y el resto del verano ofició de punto de encuentro, de tiempo a disposición para conocerse y suficiente para “engancharse” uno con el otro.
Desde entonces, el vínculo fue creciendo, uno conoció a la familia del otro –Vir es muy querida por el grupo familiar del dueño de Test turismo y en más de una oportunidad se los vio compartir tiempo y eventos– pero algunos problemitas también surgieron. Problemitas que, en su momento, no parecieron difíciles de sortear y tenían que ver con un tema de distancias. Por su trabajo, Rojas viaja dos veces al año a Estados Unidos acompañando contingentes de quinceañeras que festejan la flor de la edad con recorridas por Disney. Y eso hacía que los días que uno pasaba alejado del otro se convirtieran en una eternidad porque se extrañaban un montón. Pero la relación continuó y lograron avanzar en el vínculo. Tanto que Martín dejó su casa en La Plata, en donde siempre vivió, para instalarse en Capital Federal, y así compartir más tiempo juntos. Feliz de la vida, Vir también le abría las puertas de su casa, para disfrutar del amor en la intimidad del hogar. Hasta que llegó el último verano…