Todo comenzó cuando congeló sus óvulos. Más tarde llegó el alquiler de un vientre. En el medio, como ahora, las visitas médicas, los viajes a Estados Unidos, todo tiene un costo que no es fácil de costear por cualquiera.
La necesidad de traer un hijo al mundo y sin la posibilidad de que esto suceda de la manera cotidiana, hace que cada vez más personas se sumen a un método que empieza a familiarizarse con la sociedad: alquiler de vientre. Los casos mas razonantes en nuestra farándula son el de Ricardo Fort y más acá en el tiempo, el de Marley y el actual, que tiene como protagonista a Luciana Salazar.
Con el afán de convertirse en madre, hace un año atrás Luli comenzó a interiorizarse y dar los primeros pasos en busca de su sueño: el de convertirse en madre. En aquel momento congeló óvulos y gracias a esto, puede llevar adelante su sueño. Lo que siguió fue buscar un donante de esperma para realizar la inseminación y el vientre que llevará a Matilda, la hija que espera ansiosa Salazar hasta su gestación.
Más allá de esto, que parece tan sencillo, no es tan así. En principio, el costo monetario no es fácil de costear para cualquier ciudadano. Tiene un elevado valor pero que, ante la chance intacta de ser mamá, Luciana rompió el chanchito y puso todos sus ahorros en llevar adelante su sueño.
En Estados Unidos, uno de los pocos países que cuenta con la ley que te permite llevar adelante este proceso, requiere de un gasto que ronda los 150 mil dólares para llevar adelante el tratamiento. A eso hay que sumarle los gastos extras como las visitas médicas desde a la persona que lleva el bebé hasta las que se realizan una vez que el embrión está prendido, traslados y demás.
Si bien en otros países, como Canadá o Rusia, es más barato, la clínica que eligió la rubia en Miami, es una de las más prestigiosas y confiable a nivel mundial. El encargado, fue el especialista en la materia, el doctor Fernando Akerman. Por supuesto, a la hora de llevar a cabo su sueño y con la posibilidad monetaria, no se anduvo con vueltas.